En uno de los valles más fértiles de Cuba, reconocido por la excelencia de sus frutas, toneladas de mangos se están perdiendo debido a la falta de envases, problemas eléctricos y dificultades en el transporte.
La Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Mártires de El Caney, en Santiago de Cuba, que cultiva alrededor de 292 hectáreas de mango, prevé una cosecha superior a las 600 toneladas este año, pero enfrenta serios obstáculos para aprovecharla.
Según un reportaje del medio castrista cubano Granma, la cooperativa no ha podido adquirir ni un solo envase nuevo en esta campaña.
A esto se suman los apagones, que interrumpen procesos clave en la minindustria local, donde se procesa la fruta para convertirla en pulpa, cremas, dulces y vinagretas.

“El campo dirá la última palabra”, declaró Bacilis Leyva Durán, presidente de la CCS, refiriéndose a la incertidumbre que rodea a una cosecha que no siempre llega en su totalidad a los consumidores.
La minindustria, operada como una mipyme estatal, ofrece productos a precios accesibles, pero su funcionamiento depende de factores fuera de su control y en casos como estos, se pierde la fruta, por la irresponsabilidad del régimen cubano.
“A la hora que llegue la electricidad, nos trasladamos a la minindustria”, explicó Leyva Durán, evidenciando cómo los apagones condicionan su trabajo.
La falta de energía y envases herméticos agrava el problema, acelerando la maduración de la fruta y facilitando su deterioro o incluso el robo en las fincas, como denunció Dulce María Cedranes Rivera, una de las productoras.
“No damos abasto. Y encima, los venden carísimos en la ciudad”, lamentó Cedranes Rivera.
A pesar de los esfuerzos locales, la combinación de fallas logísticas, escasez de insumos y falta de planificación estatal eficaz está provocando que un símbolo de El Caney se desperdicie.
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Redacción Cubanos por el Mundo