Desde hace tres meses, Stephanie, una niña de 7 años con discapacidad auditiva, y su abuela Miraiba, de 52, permanecen sin un techo donde refugiarse en el municipio Venezuela, en la provincia de Ciego de Ávila.
Ambas viven en ruinas, expuestas al clima y a los peligros de la intemperie, tras el derrumbe total de la vivienda que antes ocupaban en el barrio Van Van.
La situación que enfrentan ha superado cualquier límite de precariedad. Stephanie “nació con una malformación congénita, no tiene conducto auditivo ni pabellón auricular”, según informó en redes sociales el periodista Guillermo Rodríguez Sánchez.
Sin embargo, a pesar de las adversidades, la pequeña sigue asistiendo al segundo grado en la escuela primaria “Venezuela Libre”, en un intento por mantener algo de normalidad dentro del caos que les rodea.
Para colmo, la madre de la menor la abandonó. Simplemente “un día no la fue a recoger más a la escuela”, y desde entonces es su abuela quien se ha hecho cargo de todo. Pero no tienen cómo sostenerse: carecen de electrodomésticos, duermen al aire libre, y dependen de la solidaridad de los vecinos, quienes a cambio de aguacates les ofrecen algo de comida.
El estado en que viven no solo implica miseria, sino también inseguridad. Lluvias constantes, noches frías y el riesgo de ser víctimas de algún asalto marcan sus días.
La niña cuenta únicamente con “un par de zapatos hasta que se le rompan… luego no hay más”. La “ayuda” de las autoridades de Ciego de Ávila, hasta el momento, se ha limitado a entregarles “troncos retorcidos”, sin ofrecer una solución estructural ni temporal.
A pesar del drama, Miraiba mantiene la entereza. Es descrita por el citado periodista como “una excelente persona”, dedicada por completo a la supervivencia de su nieta.
Frente al abandono institucional, ha surgido una iniciativa ciudadana que busca reunir donaciones en efectivo, ropa, calzado, productos de aseo, toallas, sábanas y cualquier otro aporte que pueda mejorar sus condiciones.
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El objetivo más urgente: “llevarlas a otra casita” o al menos “conseguirles un techo”. Para lograrlo, se ha instado a difundir su historia en redes sociales.
La historia de Stephanie y Miraiba es un retrato de la miseria que debe soportar el pueblo de Cuba día tras día, al mismo tiempo que el régimen castrista, en medio de su crueldad y sus burlas hacia todos los habitantes, siguen dándose todos los lujos habidos y por haber.
Redacción de Cubanos por el Mundo
