En Camagüey, un adolescente cubano identificado como Yadier enfrenta una realidad marcada por la precariedad económica y la necesidad urgente de apoyar a su familia.
Mientras cursa estudios, el joven se ve obligado a buscar empleo para intentar aliviar las carencias que sufre junto a su madre, una situación que ya es común en muchas familias que residen en la isla comunista.
El caso fue documentado por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), como parte de un panorama social cada vez más alarmante, donde adolescentes abandonan su tiempo libre o educativo para contribuir al sustento familiar.
“Tengo una estabilidad económica muy mala, mi mamá trabaja, yo estudio y busco trabajo para ayudarla en lo que sea… Todo en Cuba tiene un precio muy alto”, expresó el joven, reflejando la carga que muchos menores asumen para subsistir.
La falta de recursos, combinada con precios inalcanzables, empuja a niños y jóvenes a tomar responsabilidades que no les corresponden por edad.
La historia de Yadier no es aislada, sino parte de una realidad que crece sin freno en varios puntos de la isla, y todo esto ocurre al mismo tiempo que el cruel régimen castrista presume de todos sus lujos y se burla descaradamente del pueblo a hablar únicamente sobre “bloqueo” y más “bloqueo”.
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Sin embargo, para nadie es un secreto que el único bloqueo es el impuesto por ellos mismos a la población, que cada vez se ve más sumergida en la extrema miseria.
En los últimos meses, son varios los casos de niños tanto en Camagüey como en el resto del país que deben salir a la calle a ganarse la vida de una forma u otra, ya sea en semáforos, vendiendo aguacates, limpiando calzado, y pare de contar, lo que genera un profundo dolor en la comunidad.
Redacción de Cubanos por el Mundo