El preso político Jorge Martín Perdomo, condenado a ocho años por participar en las protestas del 11 de julio de 2021 en San José de las Lajas, fue agredido por el jefe del campamento de trabajo correccional Ho Chi Minh, en Bainoa.
Su madre, Marta Perdomo, denunció públicamente en Facebook que el mayor López lo agarró por el cuello y lo empujó dentro de un teatro inundado por aguas albañales y orina proveniente de los baños superiores.
La denuncia incluyó graves preocupaciones de salud, dado que el recinto señalado ha sido foco de contagios por enfermedades como hepatitis y tuberculosis.
Según explicó la madre del preso político, el joven ya había sufrido bronquitis tras haber permanecido en ese mismo lugar, pese a que una doctora jefa de la provincia ordenó meses atrás que los reclusos no debían ser confinados allí.
“Sigue la tortura, sigue el horror. No tengo conexión para hacer directa, pero sí para denunciar esta injusticia. El jefe de prisión, mayor López, cogió por el cuello a Jorgito y lo empujó para dentro del teatro, lleno de aguas albañales, donde cae el orine de los baños que están arriba”, escribió.
La madre sostiene que lo ocurrido no fue fortuito, sino consecuencia de una represalia vinculada a rencillas personales del jefe penitenciario y de otros funcionarios.
En su mensaje, recalcó su temor constante por la vida de Jorge y de su otro hijo, Nadir Martín Perdomo, también encarcelado por los mismos hechos del 11J y sentenciado a seis años.
“Yo, como madre, quiero la vida de mis hijos sana, que desgraciadamente me los tienen secuestrados. Lo que quiero es escuchar la voz de mi hijo Jorgito. De este jefe de prisión se espera lo peor”, aseveró.
Además de la agresión física, Marta denunció las condiciones infrahumanas a las que están expuestos los internos: “El lugar perfecto para que los presos se enfermen”.
Ante la falta de contacto con Jorge, concluyó su mensaje con una súplica sencilla: “Quiero, simplemente, que Jorgito me haga una llamada, eso es lo que quiero”, recalcó.
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Como muchos presos políticos, ambos hermanos continúan secuestrados en condiciones infrahumanas, únicamente por hacer uso de su derecho a la libertad de expresión.
Mientras tanto, los verdaderos criminales continúan caminando a sus anchas por las calles del país, sembrando caos y terror entre los habitantes.
Redacción de Cubanos por el Mundo
