Un nuevo episodio de extrema violencia se dio en el penal de Mar Verde, en Santiago de Cuba, donde José Daniel Ferrer se encuentra en condiciones físicas críticas tras casi dos semanas de huelga de hambre.
En horas del sábado, familiares lograron constatar que se encontraba sumamente debilitado y cubierto de lesiones, producto de una cadena de torturas que habría comenzado desde el 25 de junio, misma fecha en la que inició su ayuno como protesta.
La denuncia fue difundida públicamente por Ana Belkis Ferrer (su hermana) a través de Facebook, donde calificó la situación como un intento de asesinato por parte del régimen cubano.
La mujer asegura que durante estos días se le ha golpeado con puños, patadas, bofetadas y se le ha maltratado físicamente con extrema brutalidad, principalmente en la cabeza, espalda, abdomen, piernas y brazos.
Las agresiones, que se intensificaron con el paso de las jornadas, fueron encabezadas por el teniente coronel Vladimir Pineda Guerra, jefe del penal, y ejecutadas junto a oficiales como el teniente Chacón, el capitán José Miguel Hechavarría Gorget, el mayor Luis Yáñez Herrera y el capitán Liván Laugart Riquelme.
El objetivo de estas acciones, según la denuncia, era obligar a José Daniel Ferrer a colocarse el uniforme de preso. A este patrón de torturas también se sumaron al menos seis presuntos reclusos comunes utilizados como instrumentos de represión.
De acuerdo con el testimonio recibido, entre el 25 y 28 de junio, así como desde el 1 de julio de forma diaria, Ferrer fue objeto de golpizas que incluyeron apretar su nariz violentamente, abrirle la boca a la fuerza, torcerle los dedos y sujetarlo por el cuello.
El 1 de julio ocurrió uno de los episodios más crueles: tras negarse a ingerir leche, lo empaparon con ella y lo abandonaron en el piso durante más de 24 horas.
La exposición a la leche seca atrajo a cientos de moscas, generándole una sensación descrita como “ser comido vivo”, sin poder asearse durante al menos dos días.
La represión también se expresó mediante amenazas directas contra su familia. Según se denunció, las autoridades prometieron represalias extremas si José Daniel Ferrer no accedía a las exigencias: llevar a prisión a su esposa, Nelva, y enviar a su hijo a un centro de menores.
“Él, mientras viva, seguirá luchando aunque esté así ahora, por la libertad, la democracia y el respeto de los DDHH”, agregó Ana Belkis.
Por ello, sugirió a sus seres queridos que, de perder la vida, abandonen inmediatamente el país.
Además del deterioro físico, otro factor agrava su estado de salud: semanas antes del 25 de junio, Ferrer fue obligado a compartir espacio con un preso infectado de tuberculosis, lo que elevó el riesgo de contagio mientras su sistema inmunológico estaba ya comprometido por la falta de alimentación.
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El líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), fue secuestrado el 11 de julio del 2021. Tras varios años encerrado en la misma prisión, fue excarcelado brevemente a comienzos de este 2025 luego de las negociaciones entre el régimen y la administración de Joe Biden, mediadas por el Vaticano. Sin embargo, volvió a las mazmorras poco tiempo después.
A pesar de haber sufrido crueles torturas desde el primer día en la cárcel, Ferrer se ha mantenido firme en sus ideales y, de hecho, ha asegurado en varias ocasiones que prefiere la muerte antes que ceder ante la cruel dictadura.
Redacción de Cubanos por el Mundo