Una emergencia devastadora dejó más de 50 personas muertas y otras 27 niñas desaparecidas luego de que lluvias torrenciales provocaran una crecida repentina del río Guadalupe entre el viernes por la noche y el sábado en el estado de Texas, EE. UU.
El fenómeno impactó especialmente al campamento cristiano para niñas Camp Mystic, ubicado en las afueras de Kerrville, a unos 104 kilómetros al noroccidente de San Antonio.
Según reportó la prensa local, las inundaciones desbordaron el caudal del río en apenas 45 minutos, elevando su nivel casi ocho metros. La fuerza del agua arrasó carreteras y dejó sin electricidad, agua potable ni conectividad a cientos de personas.
La situación más crítica se concentró en Camp Mystic, donde se encontraban 750 niñas, muchas de ellas menores de 12 años, al momento de la emergencia.
Las autoridades de Texas confirmaron que entre las víctimas fatales hay 15 menores, de los cuales aún no han podido ser identificados cinco adultos y tres niños.
Mientras tanto, continúan los esfuerzos de búsqueda para localizar a las 27 niñas desaparecidas, cuyos nombres no han sido revelados.

El vicegobernador Dan Patrick explicó que “en cuestión de 45 minutos, el río Guadalupe subió 26 pies (unos 8 metros) y fue una inundación destructiva, llevándose propiedades y tristemente vidas”.
Por su parte, el sheriff del condado de Kerr, Larry L. Leitha, aseguró que los operativos no cesarán: “No pararán hasta que se haya encontrado a cada una de las personas”.
Equipos de rescate con helicópteros, drones y botes lograron evacuar a más de 850 personas de distintas zonas afectadas, aunque la tarea ha sido dificultada por el colapso de la infraestructura vial.
Las autoridades emitieron una declaración de emergencia en varios condados y exhortaron a los residentes a trasladarse a tierras más elevadas, ante el riesgo de que las precipitaciones continúen.

La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, también ha seguido de cerca la situación, junto con el gobernador Greg Abbott, quien mantiene activo el protocolo de emergencia.
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Los organismos de seguridad de Texas pidieron a la población no acercarse a la zona afectada para evitar entorpecer las labores de rescate. “Si no viven en la zona, no vengan”, fue el mensaje directo.
La tragedia ha despertado recuerdos dolorosos en la región, especialmente por su similitud con las inundaciones de 1987 en Comfort, también en el condado de Kerr, que dejaron 10 adolescentes muertos.
Ahora, el impacto vuelve a golpear a la comunidad con una de las peores tragedias naturales recientes del estado.
Redacción de Cubanos por el Mundo