Marta Elena Feitó Cabrera, ministra de Trabajo y Seguridad Social debería ser, al menos en teoría, la abogada defensora de los mendigos cuya existencia negó en televisión nacional.
Esta Ingeniera en Economía, con un Máster en Sistemas de Gestión y Dirección de Seguridad Social, acaba de ser “liberada” de su cargo, ocupado desde el 21 de diciembre de 2019.
El régimen cubano intenta vender como una simple renuncia lo que en realidad fue una destitución forzada.
Hace poco, difundimos en Hola! Ota-Ola, la carta de un holguinero donde nos pide “romper el cerco del silencio”.
Esa misiva denuncia la pésima alimentación de ancianos, madres y enfermos, desahuciados por un sistema que, según sus palabras, “nos usa cuando quiere propaganda, pero nos encierra cuando estorbamos”.
Cuando se supone que Marta Elena Feitó Cabrera debería mostrar un mínimo de compasión (al menos en teoría) por esta población vulnerable, hace todo lo contrario.
Sus palabras provocaron el rechazo masivo dentro y fuera de Cuba, al afirmar que en la Isla socialista, solo hay “mendigos disfrazados”.
¡Vaya afirmación! que confirma la desconexión de la cúpula castrocanelista con la cruda realidad del país, donde muchos bucean en los latones de basura para sobrevivir, mientras ellos festejan otra edición del Varadero Gourmet.
Pero más allá del escándalo que generó su intervención, surgen preguntas necesarias:
¿Por qué no renuncia también quien la nombró ministra? ¿Por qué no han renunciado los que aplaudieron su discurso o el diputado Yusuam Palacios que tomó la palabra acto seguido? ¿Quién se responsabiliza por semejante nivel de desprecio institucional hacia el pueblo cubano?
Otro punto a cuestionar es la elección de estos dirigentes que jamás representan al sufrido pueblo cubano. Se supone que esta Ministra llegó a su posición por el voto popular.
¡Al menos en teoría!, pero sabemos cómo funciona la “democracia” en la Isla. Feitó Cabrera, como la misma prensa estatal lo informó, es Miembro del Consejo de Ministros y fue nombrada “a propuesta del Presidente de la República”.
CONTEXTO: Renuncia ministra que dijo que en Cuba no hay mendigos, sino “gente disfrazada”

Pero ni ella, ni el “presidente” que la designó, se desvió del guión impuesto por el castrismo, más bien dijo con claridad lo que piensa la élite del poder sobre el cubano de a pie: que son unos vagos, que la miseria es una excusa, que los gusanos del exterior deben encargarse de su manutención o que su sufrimiento no merece ni siquiera el reconocimiento oficial.
La caída estrepitosa de Feitó no es una muestra de rectificación, sino una torpe maniobra para evitar mayores daños políticos, en un país donde es común escuchar por la televisión estatal que no hay chícharos en las bodegas por el congelamiento de los ríos en Canadá o que no hay peces suficientes en el litoral costero para alimentar a los nuestros o que el “bloqueo” es el culpable de toda la desgracia.
El verdadero problema sigue intacto: un Estado Fallido dirigido por corruptos, doble moral y cada vez más alejados de la realidad, que exigen al pueblo “resistencia creativa”, como lo hizo durante décadas el Mentiroso en Jefe.
Mientras el Partido Comunista de Cuba y su obesocracia sigan al mando, no habrá solución posible para los problemas del país.
La calle es el camino. De lo contrario habrá más pobreza, más miseria y más desprecio hacia un pueblo que lo ha perdido casi todo… incluso hasta la dignidad, que los hace escudriñar en la basura para sobrevivir en medio de tinieblas, cadenas y consignas.
Redacción Cubanos por el Mundo