Hay quien pregunta y hay quien se busca lo que no perdió. El Necio, un supuesto influencer reciclado del oficialismo aburrido, que costa de lamer tantas botas ha terminado viajando por los países donde impera, aburrida, la izquierda, decidió jugar con fuego en Twitter (X para los que fingen que Elon les importa) y activó su ego: le preguntó a Grok —una IA que no vota en el Poder Popular pero sí sabe leer datos— cuál era su top 20 de “mutuals”, esos usuarios con los que más interactúa.
Quería fama. Quería épica. Quería una palmadita. Pero le salió el tiro por la culata, la encuesta por el fondillo y la inteligencia artificial le hizo lo que la natural no se atreve: lo desnudó delante de todos.
Ahí estaba la lista. Número 1: Félix Llerena, un habitual en los programas de Otaola y devenido intercambiante de opiniones con El Necio en Twitter (X). Pero el plato fuerte no fue ese, amigos míos del chisme, el brete y la farándula. Fue lo que vino después.
Resulta que El Necio sigue con más interés las cosas de Mario J. Pentón —periodista exiliado— y de Haydée Milanés —hija del trovador que ha cantado desde Cuba y desde el exilio más verdades que toda la Asamblea Nacional junta— que lo que dice Díaz-Canel. ¡ Y Grok IA no miente!
Sí, lo leíste bien. El tipo que se mete con medio mundo por “atacar la Revolución”, prefiere interactuar con los que la critican. Socialismo, pero en baja resolución.
Sin embargo, el problema no fue el algoritmo de Grok IA. El problema fue el ego.
En cuanto vio que el ranking no le salía tan rojo como su bandera, y que esos dos estaban por encima en el ranking que su presidente, El Necio borró el post. Desapareció la encuesta. Desconectó el modem de la vergüenza.
Simplemente no le convenía que la gente supiese que él tenía más interés en saber qué opinan Haydée y Pentón, que lo que dice el Diazkagao.
Tampoco le convenía que supiesen que el otro opositor mencionado, Félix Llerena, era su number one. I mean, el preferido. ¡A saber las cosas que se dicen! O las cosas que El Necio mira en Félix. Eso a mí no me interesa.
Lo que sí mi interesa es recordarle a esa perla, que no puede olvidar un detalle: Siro Cuartel existe. ¡Y a ese sí que El Necio le tiene miedo!
Imagínense, que Cuartel fue el que lo hizo famoso cuando él no era nadie. Cuartel fue la persona que, gracias a sus contactos por toda la isla, expuso toda su vida al desnudo, cuando El Necio era apenas un pichón de comunista.
Padre, madre, madrastra, lujos en la casa, pata que cojea… todo. Fue tanto, que El Necio un día, ya con miles de seguidores, salió llorando en Facebook – sí, llorando como una Magdalena – a punto de tirarse del puente del Yayabo, porque Cuartel a cada rato revelaba uno de sus muchos secretos.
Siro, conocido por tres cosas —ser más rápido que el Nauta, más letal que el 3G y más documentado que el G-2— le hizo captura a todo. Porque donde hay un delete, hay un scrinshó, y dónde hay un scrinshó, está Siro.
Y Siro es amigo mío. Así que, con la ternura que lo caracteriza, con el mismo ímpetu que scrishonea y escribe, repartiendo bofetadas digitales en horario estelar, compartió conmigo esas capturas. A mí, al Rey del Chuchuchú, que sin más prisa se la comparto.
Pero no, ¡oh amigos!, ahí no acaba la ópera bufa.
Horas después – o antes, da igual si se trata del guacarnaco “influencer”-, El Necio se puso valiente. O estúpido. O ambas. Respondió públicamente a Haydée Milanés con una joya de la mezquindad digital:
“Te veo bien rojita Haydée. Recuerda que ya nadie te recuerda 😉”.
Y entonces sí se formó.
Las respuestas fueron como para imprimirlas y ponerlas en la puerta del Ministerio de Cultura. Lo bajaron del trono con más rapidez que al pan de la libreta. Lo bañaron en memoria. Le pasaron la cuenta por arrogante, por mediocre y por ser, en efecto, un comemierda sin obra, sin legado, sin letra y sin vergüenza.
Le recordaron su pasado. Le recordaron su cara. Le recordaron su foto de juventud con blusa rosada y actitud de TikTok antes de tiempo. Le recordaron que Haydée es hija de un país y un exilio que la respeta, mientras él es hijo del oportunismo con apellido de hashtag.
Y eso, hermano, no se borra ni con IA.
Así que la próxima vez que El Necio quiera saber con quién interactúa más, que no pregunte. Porque el algoritmo puede ser frío, pero la memoria de un pueblo humillado es inclemente. Y Twitter, cuando quiere, se convierte en machete digital.
