En una esquina de Santiago de Cuba, un jubilado que alguna vez formó mentes de los jóvenes en la universidad, ahora lucha por sobrevivir vendiendo jabitas recicladas.
La historia de Don Manuel, un exprofesor de Historia de Cuba, pone en evidencia las dificultades extremas que enfrentan muchos adultos mayores (no solo en la provincia de Santiago de Cuba, sino en toda la isla) frente a un sistema de pensiones que no logra cubrir sus necesidades básicas.
Yasser Sosa Tamayo, quien compartió esta situación en su cuenta de Facebook, reconoció al académico pese a su apariencia transformada por el tiempo y las carencias.
La denuncia desató una ola de indignación y renovó las críticas hacia las insuficientes pensiones en Cuba, donde la inflación y el costo de vida agobian a los ancianos.
Don Manuel, quien en el pasado dirigió un preuniversitario, escribió libros y dictó conferencias en el extranjero, hoy depende de la venta de estas jabitas para alimentarse.
Al ser abordado por Sosa y este le preguntó sobre si necesitaba algo, respondió con resignación: “Lo que necesito no se puede comprar en ninguna parte, muchacho”.
Como este profesor de Santiago de Cuba, son muchos los adultos mayores que enfrentan una actualidad amarga, muchos de ellos abandonados a su suerte sin tener al menos la oportunidad de ganarse la vida de forma digna.
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Este caso, que refleja una realidad dolorosa, continuará generando debate sobre las condiciones de vida de los adultos mayores en la isla, especialmente en días donde los representantes de la dictadura afirman que la indigencia en Cuba no existe, o también mientras la propia cúpula se burla descaradamente del pueblo al tiempo que presume de todos los lujos posibles.
Redacción de Cubanos por el Mundo