La Asamblea Legislativa de El Salvador, dominada por el partido Nuevas Ideas del presidente Nayib Bukele, aprobó una reforma constitucional que permite la reelección presidencial indefinida, extiende el mandato presidencial de cinco a seis años y elimina la segunda vuelta electoral.
La decisión, respaldada por 57 de los 60 diputados, ha generado críticas de la oposición y organizaciones de derechos humanos, que advierten sobre un supuesto retroceso democrático en el país centroamericano.
La reforma, que modifica los artículos 75, 80, 133, 152 y 154 de la Constitución de 1983, elimina las restricciones que prohibían la reelección presidencial inmediata, un límite que hasta ahora buscaba garantizar la alternancia en el poder.
Además, incluye una disposición transitoria que acorta el actual mandato de Bukele, iniciado en 2024 y previsto para concluir en 2029, al 1 de junio de 2027, permitiendo que las elecciones presidenciales coincidan con las legislativas y municipales de ese año en El Salvador.
Según la oficialista Ana Figueroa, la reforma busca “darle el poder total al pueblo salvadoreño” y sincronizar los ciclos electorales para “reducir costos” y garantizar “estabilidad política y jurídica”.
Sin embargo, la oposición calificó la medida como un golpe a la democracia. La diputada Marcela Villatoro, de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), expresó durante el debate: “Este día murió la democracia en El Salvador. Se quitaron las máscaras”. Villatoro criticó la aprobación “sin consulta, de forma burda y cínica” en vísperas de una semana festiva, lo que, según ella, dificultó el escrutinio público.
Por su parte, Claudia Ortiz, del partido Vamos, describió la reforma como “un abuso de poder” y una “caricaturización de la democracia”.
La reforma se produce en un contexto de creciente control del Ejecutivo sobre las instituciones del Estado. Desde su llegada al poder en 2019, Bukele ha impulsado cambios judiciales, electorales y constitucionales que han fortalecido su influencia.
En 2021, una Sala de lo Constitucional reconfigurada por el oficialismo ya había habilitado la reelección inmediata, revirtiendo un fallo de 2014 que la prohibía. Esta nueva reforma consolida legalmente esa posibilidad, eliminando ambigüedades y abriendo la puerta a que Bukele, de 44 años y con un respaldo popular superior al 80% por su política de mano dura contra las pandillas, pueda perpetuarse en el poder.
El impacto de esta reforma trasciende lo jurídico y plantea interrogantes sobre el futuro democrático de El Salvador. Mientras Bukele justifica su popularidad como un mandato para transformar el país, los críticos advierten que la concentración de poder amenaza los contrapesos institucionales y la alternancia política.
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Redacción Cubanos por el Mundo