Un reciente reportaje de la prensa oficialista reveló la crítica situación que enfrentan decenas de personas en situación de mendicidad en el Centro de Protección Social de Jagüey Grande, en Matanzas.
Titulado “Habitantes del polvo (II): La tierra que nunca fue prometida”, el trabajo del castrista periódico Girón expone las deplorables condiciones del lugar, descrito por sus internos como “un cementerio de hombres vivos”.
El centro, ubicado en el edificio AG-37, antigua escuela al campo y hospital del plan citrícola, alberga a personas con discapacidades físicas, trastornos mentales y ancianos sin familia, muchos de ellos abandonados sin atención médica, visitas o apoyo legal. Las instalaciones presentan paredes descascaradas, colchones en mal estado y pasillos en total abandono.

Según Elioel Peña, administrador del centro desde la pandemia, no hay personal médico fijo, módulos de higiene ni respaldo administrativo efectivo.
La Dirección Municipal de Salud brinda ayuda esporádica (casi nunca), cubriendo salarios y “enviando alimentos”, pero con limitaciones, ya que muchas veces, ni siquiera se garantiza el plato fuerte del día.
Los testimonios recogidos detallan casos como el de “El Máquina”, un hombre con problemas psiquiátricos y exatleta de pelota vasca, que lleva dos años esperando una solución habitacional. Otros internos, como Alexis, Lesme y Rolando Ezequiel, sobreviven en habitaciones improvisadas, rodeados de promesas incumplidas y un silencio desolador.

Mientras tanto, en Matanzas, el proyecto de un nuevo centro, presupuestado desde 2022, sigue sin materializarse y ni siquiera fue incluido en el plan económico de 2025.
El reportaje de la prensa castrista denuncia que, mientras las autoridades de la dictadura incumplen sus compromisos, los internos de Jagüey Grande permanecen en condiciones inhumanas.
Una visita gubernamental en mayo pasado, registrada en el libro de incidencias, no interactuó con los pacientes, reflejando el desinterés institucional.
Rolando Ezequiel, uno de los residentes, resume la desesperanza: “No se puede confiar en lo que se ve, ni en lo que se oye. Todo es ilusionismo”.
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Redacción Cubanos por el Mundo