Kingston / La Habana – Una investigación del grupo Archivo Cuba expone un dato escandaloso: mientras Washington sanciona la trata de personas y denuncia la explotación laboral del régimen cubano, millones de dólares enviados por el propio gobierno de Estados Unidos a Jamaica terminan financiando el sistema de esclavitud moderna que impone La Habana a sus médicos y maestros en el extranjero.
La llamada “misión internacionalista” cubana —vendida como cooperación médica y educativa— opera bajo un modelo opaco y abusivo. Jamaica paga a Cuba por el trabajo de cientos de profesionales cubanos, pero el dinero no llega a sus bolsillos. El régimen se queda con la mayor parte, mientras los trabajadores viven bajo vigilancia, con pasaportes retenidos, salarios exiguos y prohibiciones absurdas, como tener relaciones personales con locales o hablar con la prensa.
El informe revela que solo en el programa de salud ocular, el gobierno de Jamaica destinó más de 80 millones de dólares. Mientras tanto, Estados Unidos aporta decenas de millones anuales en asistencia directa a Jamaica, una cantidad suficiente para cubrir la presencia completa de las brigadas cubanas. En otras palabras, Washington estaría subsidiando indirectamente el sistema de trabajo forzoso de La Habana.
Y aunque desde 2021 EE.UU. incluyó en su informe de trata a los colaboradores cubanos en Jamaica, las autoridades jamaicanas siguen negando cualquier irregularidad. Peor aún: documentos filtrados muestran cláusulas contractuales que obligan al gobierno de Jamaica a no permitir que estos profesionales trabajen libremente si deciden romper con Cuba.
La paradoja es brutal: mientras la Casa Blanca endurece su discurso contra la explotación de trabajadores cubanos, fondos estadounidenses acaban reforzando esa misma maquinaria. La solución, según Archivo Cuba, está en exigir transparencia, abrir los acuerdos bilaterales y condicionar toda ayuda a Jamaica al fin inmediato de este sistema de trata de personas institucionalizada.