El líder opositor y preso político cubano, Félix Navarro, continúa enfrentándose a condiciones críticas en la enfermería de la cárcel de Agüica, ubicada en Matanzas.
Su salud, marcada por diabetes, hipertensión y problemas respiratorios, se deteriora en un entorno de aislamiento que agrava su situación, algo que, claro está, no interesa en lo más mínimo a la dictadura.
Sonia Álvarez Campillo, esposa de Navarro y miembro de las Damas de Blanco, en un audio enviado al Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) describió su lugar de confinamiento como “un calabozo” añadiendo que “es una celda de castigo”.
“El pulmón le duele. Él se lo dijo a los médicos de allí del penal. Está muy delgado, no ha aumentado nada después que lo trajeron del chequeo que le hicieron en La Habana, que le dijeron que era una secuela que tenía en el pulmón debido a la Covid”, dijo la mujer a la organización.
Navarro, presidente del Partido por la Democracia Pedro Luis Boitel y promotor de la iniciativa Cuba Decide, permanece aislado sin posibilidad de salir al patio, lo que intensifica las preocupaciones sobre su salud.
La familia de Félix Navarro enfrenta restricciones adicionales. Su hija, Saylí, de 38 años, también está encarcelada en la prisión La Bellotex, en Matanzas, por participar en las protestas de julio de 2021, al igual que su padre.
El martes pasado, a Sonia le negaron la visita a la joven con el argumento de que Perico, su lugar de residencia, estaba en cuarentena. Sin embargo, Álvarez cuestionó esta medida: “La única persona que no dejaron entrar fue a mí”.
Recientemente, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó inquietud por la falta de atención médica adecuada para el líder opositor, considerando su edad avanzada y enfermedades crónicas.
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Redacción de Cubanos por el Mundo
