La interrupción del suministro de agua potable durante varios días empujó a decenas de residentes de La Habana (específicamente en Centro Habana) a la calle este martes por la noche, donde protagonizaron una protesta para exigir una solución inmediata.
Los manifestantes bloquearon la emblemática calle Reina, utilizando tanques y cubos vacíos como barricadas para expresar su frustración ante una crisis que afecta a miles de familias en la capital cubana.
La información sobre la movilización ciudadana se difundió a través de diversas plataformas de redes sociales, donde usuarios compartieron videos e imágenes del cierre de la vía.

Estos documentos gráficos mostraron la determinación de los vecinos en su reclamo por el restablecimiento de un servicio básico.
La protesta se suma a una creciente ola de descontento popular en la isla, motivada por la precariedad de los servicios públicos, todo por culpa, claro está, del régimen castrista.
De hecho, a través del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, la dictadura admitió la semana pasada que “el abasto de agua en el país atraviesa una situación crítica”.
El presidente de la entidad, Antonio Rodríguez, atribuyó la problemática a una combinación de sequía y fallos recurrentes en los sistemas de bombeo, una situación agravada por los constantes cortes de electricidad que sufre la nación. Por supuesto, de responsabilizarse a sí mismo, ni por asomo.
Los problemas en la infraestructura hídrica no son un hecho aislado; barrios enteros en La Habana han experimentado meses sin servicio de agua corriente en años recientes debido al deterioro de la red.
En este contexto de malestar social, el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) instó a que se garanticen las libertades fundamentales de la población. “El derecho a la libre expresión y manifestación debe ser respetado. Los cubanos están cansados de la indiferencia ante la pobreza creciente que afecta al 89% de las familias”, manifestó el organismo en redes sociales.

La organización subrayó que la carencia de agua y otros recursos esenciales evidencia la profundidad de las privaciones que padece la ciudadanía.
La crisis hídrica es solo una de las aristas de un colapso económico más amplio que incluye una inflación galopante, apagones prolongados y una severa escasez de alimentos, medicinas y combustible. Mientras tanto, el régimen castrista se burla descaradamente del pueblo al exhibir todos los lujos que se dan.

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Aunque la protesta en la calle Reina concluyó temporalmente con la llegada de camiones cisterna para distribuir agua, los residentes de la zona coinciden en que esta es una medida paliativa.
La percepción general es que el problema de fondo persiste y que no se vislumbran soluciones a largo plazo por parte de las autoridades para resolver el déficit estructural.
Redacción de Cubanos por el Mundo