El preso político Eider Frómeta Allen fue golpeado y arrastrado hasta el destacamento de la prisión de Boniato, en Santiago de Cuba, después de manifestarse en protesta por la negación de su visita familiar programada para este 21 de agosto
La agresión se produjo tras una decisión arbitraria que le impidió el contacto con sus seres queridos, quienes lo aguardaban fuera del recinto penitenciario.
La organización de asesoría legal Cubalex, a través de sus redes sociales, informó que el mayor Humberto, jefe de Orden Interior del penal, fue quien prohibió a Frómeta Allen ver a su familia.

Según la denuncia, el oficial le comunicó al recluso que solo autorizaría la visita “cuando a él le diera la gana”, lo que evidencia, una vez más, la maldad de los esbirros del régimen en contra de personas que ni siquiera merecen estar dentro de las mazmorras.
Mientras su madre, hermana y esposa esperaban infructuosamente en las afueras de la prisión, a Frómeta Allen se le vulneraba su derecho a la visita familiar sin que existiera justificación alguna para tal medida.
Las autoridades penitenciarias aplicaron esta restricción a pesar de que el preso político no cuenta con sanciones ni medidas disciplinarias que la respalden.
Esta acción fue calificada por Cubalex como un castigo cruel y arbitrario que busca aislar al recluso de su núcleo familiar, privándolo no solo del apoyo emocional, sino también de alimentos y artículos de primera necesidad que son esenciales para su subsistencia en la cárcel.
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De esta manera, vuelve a quedar expuesto que, en la isla comunista, mientras los antisociales caminan a sus anchas por las calles del país, haciendo y deshaciendo cuánto se les dé la gana, aquellos que reclaman por la amarga realidad son tratados de la peor forma posible dentro de las prisiones, sin haber cometido un solo delito.
Redacción de Cubanos por el Mundo