El Instituto Cubano por la Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP) encendió las alarmas sobre el panorama represivo en Cuba, tras documentar 79 violaciones a las libertades de expresión y prensa solo en agosto.
Aunque esta cifra representa una caída del 61,1% respecto al récord de 203 casos en julio, el organismo advierte que no se trata de una apertura, sino de una estrategia de control más sofisticada.
El informe mensual del ICLEP señala que la disminución de casos en agosto responde a una “modulación táctica” del aparato represivo, en línea con patrones observados en años anteriores.
De enero a agosto, se han registrado 909 violaciones, lo que proyecta un cierre de año con más de mil incidentes, consolidando la represión como política de Estado.
La capital cubana concentró la mayor cantidad de casos (30), seguida por Artemisa (9) y Matanzas (8). Otras provincias como Pinar del Río, Guantánamo y Santiago de Cuba también figuran en el mapa de la represión, mientras que seis violaciones fueron cometidas en el extranjero contra comunicadores cubanos.
El informe destaca un cambio en los métodos represivos: los ataques psicológicos, amenazas y agresiones verbales (27 casos) superaron a las detenciones arbitrarias (21). También se reportaron abusos de poder estatal, restricciones digitales y agresiones físicas. El objetivo, según el ICLEP, es sembrar miedo y aislar a las voces críticas.
Entre los afectados figuran periodistas, activistas, opositores y ciudadanos comunes. El perfil de víctimas incluye 12 periodistas, un director de medios, 11 presos políticos, nueve activistas y cuatro ciudadanos, con una mayoría masculina (74,5%).
El 5 de agosto, en Guanajay, se celebró un juicio contra tres opositores acusados de “propaganda contra el orden constitucional”, con penas solicitadas de hasta 10 años. En Sancti Spíritus, otro activista enfrentó cargos por un cartel que nunca fue difundido. En las cárceles, se reportaron golpizas, restricciones de visitas y desapariciones temporales de presos políticos.
El ICLEP también documentó agresiones fuera de Cuba. La periodista Orlidia Barceló fue detenida en Bolivia, mientras que el periodista exiliado José Luis Tan Estrada denunció amenazas del embajador cubano en Bélgica. En La Habana, el escritor Jorge Fernández Era fue arrestado por intentar una protesta pacífica, y el periodista marroquí Amine Ayoub fue deportado tras un interrogatorio arbitrario.
El instituto concluye que la represión en Cuba no es producto de excesos individuales, sino de un modelo institucional planificado, estructural y sostenido.
Aunque agosto mostró una aparente reducción, el “piso represivo” se mantiene elevado, y el control se extiende más allá de la información, afectando derechos fundamentales como la libertad de movimiento, integridad personal y debido proceso.
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Redacción Cubanos por el Mundo