Un acto delictivo alteró la poca tranquilidad de una familia en Santiago de Cuba, luego de que su vivienda fuera objeto de un robo durante la madrugada de este lunes.
La información fue difundida por el comunicador Yosmany Mayeta Labrada, quien detalló que el incidente tuvo lugar en una residencia ubicada en la calle Santa Lucía, entre Reloj y Calvario, donde los perpetradores lograron acceder al inmueble sin ejercer violencia aparente sobre la entrada principal.

Al despertar, aproximadamente a las 6:00 a.m., los habitantes descubrieron que la puerta estaba abierta, a pesar de haberla asegurado con llave, pestillo y aldaba la noche anterior, lo que genera interrogantes sobre el método utilizado por los intrusos.
Una vez dentro, los delincuentes sustrajeron diversos bienes que se encontraban a la vista, entre ellos tres pares de calzado y un cargador portátil.
Además, se apoderaron de un saco que contenía diez bolsas de detergente, así como de una mochila con documentos personales, tarjetas bancarias y una suma cercana a los 6,500 pesos en efectivo.
Un detalle que añade perplejidad al suceso es la selectividad de los ladrones, quienes no revolvieron las habitaciones ni registraron otros muebles en busca de más objetos de valor.
La nula respuesta de las autoridades de Santiago de Cuba, sin embargo, fue un punto central de la queja familiar, algo que ya común en este tipo de casos. Tras percatarse del hurto, los residentes contactaron a la policía de inmediato, pero su llamado no obtuvo una respuesta oportuna.
La frustración de los damnificados quedó plasmada en una breve pero contundente declaración: “De inmediato llamamos a la policía y todavía no han llegado”, una afirmación que evidencia el sentimiento de desamparo.
Este evento se inscribe dentro de una percepción de inseguridad que ha ido en aumento entre los ciudadanos de Santiago de Cuba y de toda la isla, donde se reportan a diario hechos similares.
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De esta manera, vuelve a quedar en evidencia de que la mal llamada “policía” de Cuba solo sabe reprimir a quienes precisamente ya no aguantan más esta situación, y no les queda de otra que salir a las calles a reclamar.
Mientras tanto, el cubano de a pie ya tiene bastante claro que no está seguro en ningún lado, ni en la calle, ni en su vivienda, que debería ser, en teoría, el mayor de sus refugios.
Redacción de Cubanos por el Mundo