La integridad física del líder opositor y preso político cubano, Félix Navarro, se encuentra en una situación crítica debido a la negligencia médica que enfrenta en el penal de Agüica, en Matanzas, donde el régimen cubano lo mantiene recluido.
La información fue difundida por su esposa, la Dama de Blanco Sonia Álvarez Campillo, en conversación con Martí Noticias, donde expresó profunda preocupación por el hermetismo y la falta de claridad de las autoridades penitenciarias respecto al estado de salud de su cónyuge.
Sobre su condición reciente, Álvarez Campillo relató una comunicación telefónica que evidencia la precariedad de su situación: “El sábado en la noche, cuando se levantó, estaba mareado completo, que tenía que estarse aguantando porque si no, se caía”.
La respuesta médica inicial fue administrarle un antihistamínico y sugerir que el problema podría ser cervical, ordenando análisis de sangre y orina, cuyos resultados, hasta la fecha, no han sido revelados.
Ante este panorama de opacidad y atención médica deficiente, su esposa responsabiliza directamente al régimen cubano. “Ellos saben que está mal de salud y no lo quieren reconocer”, sentenció Álvarez Campillo, subrayando el temor por la vida del opositor.
Como se recordará, Félix Navarro, una figura prominente de la disidencia y líder del Partido Pedro Luis Boitel, fue sentenciado a nueve años de privación de libertad por su participación en las masivas protestas de julio de 2021.
A pesar de haber obtenido una libertad condicional, el Tribunal Supremo revocó la medida el pasado 29 de abril, argumentando un supuesto incumplimiento de condiciones, lo que derivó en su reingreso inmediato a prisión.
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Tras ser devuelto a la cárcel, experimentó dolores pulmonares y episodios febriles. A raíz de ello, lo llevaron a un centro hospitalario en Matanzas para una radiografía de tórax.
“En ese momento, la doctora que lo atendió había comentado, por fuera, que Félix reflejaba en la placa una tuberculosis o una neumonía muy fuerte”, explicó su esposa.
Sin embargo, después de un traslado a La Habana para una resonancia magnética, el diagnóstico oficial cambió drásticamente.
A pesar de la gravedad sugerida en la primera evaluación, las autoridades sanitarias le comunicaron posteriormente que sus padecimientos eran simplemente “una secuela que la había dejado la COVID”, sin especificar la naturaleza de dicha secuela.
Actualmente, el opositor de 72 años permanece aislado en la enfermería del reclusorio, lidiando con un decaimiento generalizado y severos mareos, un cuadro clínico que agrava la incertidumbre familiar.
Redacción de Cubanos por el Mundo
