Las intensas lluvias que azotan el oriente cubano causaron que la Dirección General de Educación en Guantánamo suspendieran todas las actividades docentes hasta nuevo aviso.
La emisora local Radio Bahía confirmó la medida este domingo, en medio de un panorama meteorológico que amenaza con inundaciones y deslizamientos de tierra.
La Universidad de Oriente también detuvo sus labores académicas, instando a estudiantes y profesores a seguir los canales oficiales para futuras actualizaciones. Sin embargo, en un país donde la información fluye con cuentagotas y los medios independientes son perseguidos, la incertidumbre reina entre las familias que no saben cuándo sus hijos podrán regresar a las aulas.
El Instituto de Meteorología de Cuba (INSMET) emitió el Aviso de Ciclón Tropical No. 3, alertando sobre la depresión tropical nueve, que aunque no ha evolucionado significativamente, está provocando lluvias torrenciales y tormentas eléctricas en toda la región oriental.
La situación pone en evidencia la fragilidad de la infraestructura nacional ante fenómenos climáticos recurrentes. En zonas rurales de Guantánamo, donde el acceso a servicios básicos ya es limitado, las precipitaciones han agravado el aislamiento y la precariedad. Mientras tanto, el régimen guarda silencio sobre planes de contingencia reales, más allá de la suspensión escolar.
Por su parte, en Santiago de Cuba las fuertes precipitaciones dejaron inundaciones peligrosas para la deteriorada infraestructura de las viviendas en la isla y que limita las labores del día de los cubanos que se esfuerzan por salir a buscar los ingresos para alimentar a su familia.
La población, acostumbrada a enfrentar la adversidad sin apoyo de la dictadura, se organiza como puede. Pero la falta de transparencia y la censura informativa dificultan la preparación ante posibles desastres mayores. En Cuba, incluso la lluvia se convierte en una amenaza amplificada por la ineficiencia estatal.
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Redacción Cubanos por el Mundo
