Un derrumbe parcial sacudió el Centro Escolar Wilfredo Gonce Cabrera, ubicado en la Loma Sur del municipio Caimanera, en la provincia de Guantánamo.
El siniestro, ocurrido en el lateral del edificio, fue reportado a través de las redes sociales y confirmado por la emisora local Radio Bahía.
Aunque no se han registrado víctimas ni heridos, el silencio de las autoridades comunistas sobre la magnitud de los daños y el historial estructural del inmueble genera preocupación entre los residentes.
El suceso se suma a una larga lista de incidentes similares que reflejan el deterioro alarmante de la infraestructura educativa en Cuba, donde escuelas construidas hace más de medio siglo operan sin mantenimiento adecuado.
Este nuevo derrumbe ocurre en paralelo a una situación crítica por intensas lluvias tanto en Guantánamo como en Santiago de Cuba, donde la precipitaciones provocadas por una depresión tropical causaron decenas de colapsos de viviendas. La saturación del suelo y los deslizamientos de tierra afectaron especialmente a zonas vulnerables, dejando al descubierto la fragilidad de las edificaciones en el oriente del país.
Ambos eventos exponen la negligencia sistemática del régimen en el mantenimiento de estructuras esenciales, como escuelas y hogares.
Mientras los medios comunistas minimizan el impacto, la realidad es que miles de cubanos viven bajo techos que podrían desplomarse en cualquier momento. La falta de transparencia, inversión y voluntad política para atender estas urgencias convierte cada lluvia y cada grieta en una amenaza latente.
En un país donde el adoctrinamiento escolar es prioridad, pero la seguridad de los estudiantes no lo es, el derrumbe en Caimanera es más que un accidente que mantiene en peligro a la comunidad estudiantil.
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Redacción Cubanos por el Mundo