Una vivienda cercana al reparto Ciudad Jardín ardió en llamas este jueves tras la explosión de la batería de una motocicleta eléctrica.
El siniestro, controlado por el Comando 25 del Cuerpo de Bomberos, no dejó víctimas fatales, pero sí daños estructurales y la pérdida de bienes materiales de los residentes. Según el reporte castrista difundido por el perfil de Facebook “Realidades desde Holguín”, vinculado al Ministerio del Interior, la batería de litio, que había sido reparada previamente, se sobrecalentó durante la carga, provocando el incendio.
Aunque la intervención de los bomberos evitó que el fuego se propagara a viviendas colindantes, el incidente deja en evidencia una problemática que el régimen ha preferido minimizar y es la proliferación de incendios causados por motorinas eléctricas, muchas de ellas adquiridas en el mercado informal o reparadas sin garantías técnicas.
En los últimos años, decenas de incendios han ocurrido por las motos electricas, en ocasiones con desenlaces fatales. Sin embargo, el régimen no ha implementado una política pública seria para regular su uso ni ha promovido campañas de concienciación masiva. La ciudadanía, atrapada entre la necesidad de movilidad y la falta de opciones seguras, continúa expuesta a estos peligros.
Especialistas independientes señalan que las causas más frecuentes de estos siniestros incluyen la inestabilidad del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), la sobrecarga de baterías y su manipulación inadecuada. En un país donde los apagones son parte del paisaje cotidiano, cargar una moto eléctrica puede convertirse en una ruleta rusa.
La publicación de la pagina castrista, recomendó extremar precauciones con las baterías de litio, comunes en motos, bicicletas, teléfonos y laptops. Entre las sugerencias: realizar reparaciones solo con técnicos certificados, evitar la sobrecarga, no dejar los dispositivos cargando sin supervisión y utilizar siempre el cargador original.
Pero estas recomendaciones, aunque útiles, no resuelven el problema de fondo. En un país donde la escasez obliga a improvisar, y donde el acceso a piezas originales o técnicos certificados es un lujo, la responsabilidad no puede recaer únicamente en el ciudadano.
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Redacción Cubanos por el Mundo
