La noche del jueves, La Habana dejó de ser silencio y sombra para convertirse en protesta. En medio de la oscuridad provocada por apagones interminables y la ausencia total de agua, decenas de habaneros tomaron las calles para exigir lo que el régimen les sigue negando por años, la dignidad, servicios básicos y libertad.
La calle Monte, en el corazón de Centro Habana, se convirtió en escenario de una protesta espontánea. Cacerolazos, consignas como “¡Libertad!” y una fogata encendida en plena vía pública marcaron el pulso de una ciudadanía harta de sobrevivir en condiciones inhumanas.
Mujeres, jóvenes y niños se sentaron en el asfalto, bloqueando intersecciones como Monte y Antón Recio, en un acto de resistencia pacífica que desafía la narrativa oficial.
Videos difundidos por activistas en las redes sociales, muestran la crudeza de la noche, con niños en medio de la protesta, madres exigiendo agua, vecinos clamando por luz.
En el barrio de Los Sitios, la oscuridad no logró apagar la indignación. “Son chamas, joneeee, chamas, no se les ocurra dar palo que los conozco”, advirtió la activista Lara Crofs, responsabilizando directamente al puesto a dedo de Cuba Miguel Díaz-Canel por cualquier daño a los menores presentes.
La Empresa Eléctrica de La Habana admitió una afectación de 296 megavatios por falta de generación. Los bloques 3, 4, 5 y 6 fueron declarados zonas de emergencia, permaneciendo sin electricidad durante horas. Pero más allá de los números, lo que se vive es una ciudad paralizada, sofocada por el calor, los mosquitos y la imposibilidad de cocinar, lavar o simplemente vivir.
En otros barrios como Lawton y Altahabana también se reportaron manifestaciones. El descontento se multiplica, y ya no hay excusas que lo contengan. La capital, históricamente privilegiada por el régimen, hoy sufre como cualquier rincón olvidado del país. Y eso, es una clara demostración de que el modelo comunista está colapsado desde hace muchos años.
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Redacción Cubanos por el Mundo
