La muerte de un joven identificado como Yuniel a causa de dengue hemorrágico ha sumido a la comunidad de Cárdenas, en la provincia de Matanzas, en un profundo estado de duelo e indignación.
El hecho fue reportado inicialmente por Christian Arbolaez, quien confirmó el deceso este domingo a través de una publicación en su perfil de Facebook. Dicho anuncio fue acompañado por un emotivo mensaje que desató una inmediata reacción en las plataformas digitales.

El fallecido era descrito como una persona trabajadora, llena de aspiraciones y muy apreciada en su entorno, cuya vida se vio truncada por una enfermedad que avanza en diversas regiones de Cuba y, aparentemente, no hay quien le ponga freno.
Además, su caso se enmarca en un contexto de escasez de recursos médicos y un notorio silencio por parte de las autoridades, quienes oficialmente niegan la existencia de víctimas mortales por este padecimiento.
De acuerdo con testimonios de allegados, el cuadro clínico de Yuniel comenzó con fiebre alta y un intenso malestar general, síntomas que se agravaron con rapidez. Por consiguiente, fue ingresado en el Hospital Julio Miguel Aristegui Villamil, pero la agresividad del virus fue tal que su corazón dejó de latir durante la tarde de ese mismo día.
La noticia generó una ola de conmoción no solo en Matanzas, sino también en toda la isla, y en redes sociales, se multiplicaron los mensajes de tristeza y las exigencias de responsabilidad por la pérdida.
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Al respecto, Maria Del Carmen Lamas, una familiar cercana, expresó: “Eras un joven con muchos sueños y te fueron negados por una enfermedad que se pudo haber evitado de no existir ese abandono total que hay en todas partes de Cuba”.
Este trágico suceso ocurre mientras la percepción de desatención sanitaria se extiende entre la población. La muerte de Yuniel es vista por muchos no como un hecho aislado, sino como el reflejo de ese caos que el propio régimen ha impuesto en cada rincón de la mayor de las Antillas, al mismo tiempo que se burla descaradamente de todos al seguir pregonando su mal llamada “potencia médica”.
Redacción de Cubanos por el Mundo