El dengue y chikungunya se expanden sin control por la provincia de Matanzas, mientras el régimen cubano, en una muestra más de su desconexión con la realidad ciudadana, apuesta a que la llegada del invierno contenga naturalmente la crisis, evadiendo su responsabilidad en el fracaso de las estrategias sanitarias.
La gravedad de la situación fue expuesta, de manera tangencial, por el periódico oficial Girón, que en una publicación en Facebook detalló una reunión del gobierno provincial encabezada por el primer secretario del Partido Comunista, Mario Sabines Lorenzo. En lugar de declarar una emergencia o presentar un plan contundente, las autoridades se limitaron a “analizar la sostenibilidad del enfrentamiento” e insistieron en el manido discurso de “perfeccionar el sistema de trabajo”.
Según el medio oficialista, la transmisión del dengue se mantiene elevada en todo el municipio cabecera, con focos críticos en los consejos populares de Versalles, La Playa y Matanzas Oeste. El Dr. Andrés Lamas Acevedo, director provincial de Higiene y Epidemiología, confirmó la circulación simultánea de los serotipos 3 y 4 del dengue, una circunstancia que aumenta drásticamente el riesgo de formas graves de la enfermedad, como el dengue hemorrágico.
La respuesta estatal, según el reporte, se centra en el refuerzo de 28 “bazucas fumigadoras” y la promesa de 30 adicionales, concentrando los esfuerzos en Matanzas y Cárdenas. Sin embargo, esta estrategia repite fórmulas ya fracasadas en brotes anteriores, caracterizadas por fumigaciones esporádicas e ineficaces, y una vigilancia epidemiológica débil.

Mientras las autoridades aseguran que el hospital pediátrico cuenta con “más de 30 camas disponibles y otras 70 improvisadas” en la Universidad de Ciencias Médicas, testimonios del personal sanitario y familiares de pacientes pintan un cuadro diametralmente opuesto: una profunda escasez de medicamentos, reactivos para diagnósticos y condiciones higiénicas básicas en los centros de salud.
La desesperanza y la rabia se palpitan en barrios como Versalles y La Playa, donde los vecinos denuncian calles infestadas de mosquitos, acumulación de basura y aguas estancadas, criaderos ideales para el Aedes aegypti. Lejos de las estadísticas oficiales, poblaciones enteras reportan síntomas compatibles con el chikungunya, una enfermedad debilitante que causa fuertes dolores articulares, en lo que parece ser una expansión sin precedentes del virus.
En una declaración que ha generado indignación, el Dr. Lamas sostuvo que la situación podría mejorar a fines de octubre, cuando las temperaturas más bajas “reduzcan naturalmente” la reproducción del mosquito. Esta postura, que traslada la solución de la crisis a un fenómeno climático, es interpretada por la población como una confesión de la inoperancia gubernamental.
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Redacción Cubanos por el Mundo