El régimen castrista convirtió la grave crisis del dengue en Cuba en una oportunidad de negocio, comercializando un bien de primera necesidad como el repelente de mosquitos exclusivamente en dólares.
Esta medida, en medio de una alarmante propagación de la enfermedad, evidencia un desprecio absoluto por la vida de una ciudadanía que mayoritariamente no tiene acceso a divisas.
La entidad responsable de esta afrenta es Tiendas Caribe, una red minorista subordinada a GAESA. La “oferta” establece precios de 2.20 y 1.50 dólares por un producto esencial para la prevención, exigiendo el pago mediante tarjetas internacionales o en moneda libremente convertible (MLC), un sistema que segrega y excluye a la inmensa mayoría de los cubanos.

Fue la propia cadena estatal la que hizo pública esta ofensiva promoción a través de su página oficial, invitando a adquirir la “protección contra los zancudos” en su sucursal del Hotel Kohly, en La Habana.
Naturalmente, la publicación desató de inmediato una ola de indignación popular que expone la profunda brecha entre la cúpula dirigente y el pueblo.
“El repelente lo venden a una cuarta parte de lo que cobran muchos jubilados. Donde para los cubanos hay una muerte, un sufrimiento, una miseria; para la dictadura hay un negocio”, sentenció con crudeza José Raúl Gallego.
Mientras tanto, el régimen admite su propia incapacidad para controlar la emergencia. La viceministra de Salud Pública, Carilda Peña, reconoció que la isla atraviesa “una situación epidemiológica particularmente compleja”, con “índices vectoriales muy elevados” y una notoria escasez de combustible que impide realizar las fumigaciones masivas.
Esta confesión de fracaso estatal contrasta brutalmente con su “solución” mercantilista. En lugar de garantizar el acceso a la prevención, el régimen opta por lucrar con la desesperación de la gente.
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En definitiva, esta situación no es un hecho aislado, sino la prueba fehaciente de que la dictadura castrista sigue faltando el respeto al pueblo de la forma descarada posible.
Incapaz de cumplir con su función más básica de proteger la salud de sus ciudadanos, el castrismo se dedica a exprimir sus bolsillos, demostrando una vez más que la necesidad del pueblo es simplemente una mercancía más para la cúpula.
Redacción de Cubanos por el Mundo