El ensañamiento de la dictadura cubana contra el artista y preso político cubano, Maykel Osorbo, alcanzó un nuevo nivel de crueldad con su reclusión, por cuarta vez en pocos meses, en una celda de castigo en la prisión de Kilo 8 en Pinar del Río.
Esta acción confirma un patrón de tortura diseñado para aniquilar física y psicológicamente a uno de los símbolos más potentes de la resistencia dentro de la isla.
Así lo hizo saber la activista Anamely Ramos tras conversar con Martí Noticias. La denuncia expone que estos aislamientos se han convertido en una práctica mensual, una estrategia de desgaste continuo por parte de sus carceleros.
Hoy en día, la integridad física del artista se encuentra en un estado crítico y deliberadamente ignorado. Además de las secuelas de una grave crisis del sistema linfático, sufre dolores agudos por un desgaste en el ligamento del hombro, para los cuales se le niega la medicación que su familia le envía desde el extranjero.
El acceso a su expediente médico es nulo, lo que permite a las autoridades penitenciarias ocultar la verdadera magnitud del daño a su salud.
“Ni siquiera le dan las pastillas para el dolor. Su salud nunca ha estado bien desde aquella gran crisis del sistema linfático que sufrió; todavía tiene bolas enquistadas bajo la piel que nunca se le han quitado”, dijo Ramos.
Estos confinamientos se llevan a cabo en reducidos calabozos carentes de luz y con una higiene inexistente, donde se le despoja de sus pertenencias y se le somete a una dieta de supervivencia.
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Cada ciclo de aislamiento de 10 a 15 días acelera su deterioro, provocando una drástica pérdida de peso y un debilitamiento extremo que ya es perceptible en su voz.
“Prácticamente, todos los meses Maykel ha estado en celda de castigo. Se pasa 10, 12 o 15 días encerrado, y su salud se ha deteriorado muchísimo por esos continuos castigos”, añadió la activista.
En este contexto de incomunicación total, cualquier información sobre su estado depende de la valentía de otros reclusos que se arriesgan a filtrar datos, ya que el régimen jamás notifica a sus familiares.
La dictadura no solo busca quebrar el cuerpo de Maykel Osorbo, sino también su espíritu, utilizando el aislamiento como un arma para golpear su ánimo y silenciarlo de forma definitiva tras más de cuatro años de injusta prisión.
Redacción de Cubanos por el Mundo