La dictadura castrista consumó un nuevo acto de crueldad al deportar por segunda ocasión al pastor cubano Alain Toledano, quien aterrizó en Santiago de Cuba con la única intención de ver a su hija enferma de cáncer.
El aparato represivo del régimen le impidió la entrada en el Aeropuerto Internacional “Antonio Maceo Grajales”, reafirmando su absurda política de destierro contra las voces disidentes.
Fue el propio líder religioso quien hizo pública la arbitrariedad a través de su perfil de Facebook, donde relató la emboscada que le esperaba en el control migratorio.

“Los tiranos me esperaban, todo el show echó a andar y me detuvieron”, expresó Alain Toledano, quien adjuntó fotografías de su llegada al aeropuerto como prueba irrefutable de su intento de ingreso y posterior expulsión.
Cabe enfatizar que el motivo del viaje era estrictamente humanitario: la salud de su hija mayor, Susana, diagnosticada con un cáncer de mama avanzado, se ha deteriorado gravemente. La joven, quien permanece en la isla, enfrenta además la escasez crónica de medicamentos que agrava su condición, una realidad que el régimen intenta ocultar y que ahora utiliza como arma de tortura psicológica contra su padre.
Este destierro forzoso tiene sus raíces en junio de 2022, cuando la Seguridad del Estado le dio un ultimátum: abandonar el país en 30 días o enfrentar una larga condena en prisión.
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Esta coacción lo obligó a exiliarse en Estados Unidos junto a su esposa e hijas menores, pero tuvo que dejar atrás a sus dos hijas adultas, una de las cuales sería diagnosticada con cáncer apenas dos meses después de su partida.
Por consiguiente, cada intento de reunirse con su hija se ha convertido en una batalla contra el muro de la tiranía. Previamente, en mayo de este año, ya se le había negado la posibilidad de viajar, y las aerolíneas en Miami le han confirmado la existencia de una orden de no admisión emitida directamente por el Ministerio del Interior.
Redacción de Cubanos por el Mundo