El municipio de Sagua de Tánamo de la provincia de Holguín se convirtió en el epicentro de la devastación que dejó el huracán Melissa a su paso por el oriente cubano.
Imágenes y videos compartidos por residentes muestran calles convertidas en ríos turbulentos y viviendas anegadas hasta niveles nunca antes vistos, mientras el desbordamiento del río Sagua revela la vulnerabilidad de comunidades que enfrentan no solo la furia natural, sino también el abandono institucional.
“El agua llegó a niveles que no veíamos en décadas, muchas familias lo perdieron todo y la ayuda tarda en llegar”, declaró un vecino que prefirió mantenerse en el anonimato por temor a represalias.
El desbordamiento del río Sagua no ocurre por primera vez en esta comunidad, pero la magnitud alcanzada durante el paso del huracán categoría 3 evidencia el colapso de los sistemas de prevención. La falta de dragado sistemático del cauce y la ausencia de obras de contención adecuadas han convertido a esta zona en vulnerable crónica, situación que se repite en múltiples localidades del oriente cubano.
Mientras el régimen cubano muestra en sus medios oficiales el despliegue de las Brigadas de Rescate, los pobladores cuestionan la falta de acción preventiva. “Siempre sabíamos que este río podía desbordarse, pero nunca hicieron los trabajos necesarios”, comentó otra residente mientras intentaba salvar sus pertenencias de las aguas crecidas.
Aunque los informes del Instituto de Meteorología de Cuba coinciden con los datos del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos sobre la trayectoria y la intensidad de Melissa, existe una brecha evidente entre la información oficial y la realidad que viven los afectados. Mientras las autoridades comunistas hablan de “miles evacuados hacia refugios estatales”, en Sagua de Tánamo muchos tuvieron que buscar refugio por sus propios medios en zonas elevadas.
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Redacción Cubanos por el Mundo
