El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el dictador chino, Xi Jinping, sellaron este jueves una serie de acuerdos preliminares que podrían poner freno temporal a la escalada comercial entre las dos mayores economías del mundo.
La reunión, celebrada en la base aérea de Gimhae en Busan, Corea del Sur, duró cerca de dos horas y se enmarcó en el primer cara a cara entre ambos líderes desde el inicio del segundo mandato de Trump en enero de 2025.
Aunque los detalles finales aún penden de un hilo, el optimismo de Trump, quien calificó el diálogo como un “12 de 10”, contrasta con la cautela de Pekín, que habla de un “consenso básico” para abordar preocupaciones mutuas.
El núcleo de los entendimientos gira en torno a la desescalada de barreras comerciales impuestas en meses recientes, cuando aranceles mutuos superaron el 100% en algunos sectores, azotando cadenas de suministro globales.
Fuentes de la Casa Blanca revelaron que Estados Unidos reducirá de inmediato sus aranceles sobre importaciones chinas del 57% al 47%, una rebaja que incluye un recorte específico del 10% en los gravámenes sobre productos vinculados al fentanilo, conocidos como “aranceles fentanilo”, a cambio de mayores esfuerzos de China para combatir el tráfico ilícito de esta sustancia.
Por su parte, Pekín suspenderá controles de exportación sobre tierras raras, minerales esenciales para la industria tecnológica y de defensa estadounidense, bajo un pacto de un año renovable anualmente.
“Hemos eliminado el principal obstáculo en la cadena de suministro de tierras raras”, enfatizó Trump al abordar el Air Force One rumbo a Washington.
Otro pilar clave es la reapertura de mercados agrícolas. China se compromete a reanudar compras masivas de soja estadounidense: 12 millones de toneladas métricas este año, con un mínimo de 25 millones anuales durante los próximos tres ejercicios.
Este flujo, interrumpido por represalias previas, beneficiará directamente a los productores del Medio Oeste de EE.UU. y podría estabilizar precios globales.
Además, se pospone una investigación estadounidense sobre prácticas anticompetitivas en la industria naval china, mientras que se abre un canal directo entre autoridades chinas y la empresa Nvidia para negociar restricciones en exportaciones de chips de inteligencia artificial, un tema sensible que no se abordó en detalle durante la cumbre, según el propio Trump.
Xi, en declaraciones previas transmitidas por medios estatales chinos, subrayó la necesidad de que Washington y Pekín actúen como “socios y amigos”, reconociendo el rol de Trump en el cese de hostilidades en Oriente Medio como un gesto de aprecio.
Sin embargo, el Ministerio de Comercio chino limitó sus comentarios a un “marco para una tregua económica” que extiende por un año el alto el fuego comercial iniciado en mayo y prorrogado en agosto, evitando su vencimiento programado para el 10 de noviembre.
Vale mencionar que, en el cierre de su gira asiática, Trump anunció también avances paralelos con Seúl: Corea del Sur invertirá 350.000 millones de dólares en EE.UU. a cambio de aranceles reducidos, comprará grandes volúmenes de gas y petróleo estadounidenses, y recibió luz verde para construir un submarino nuclear, fortaleciendo la alianza militar.
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Redacción Cubanos por el Mundo