El régimen castrista ejecutó una nueva represalia contra el preso político del 11J, Walnier Aguilar, moviéndolo sin previo aviso a una cárcel a 200 kilómetros de su hogar.
Este traslado forzoso a la prisión de Agüica, en Matanzas, representa una escalada en los métodos de castigo y tortura psicológica que la dictadura aplica contra los opositores.
La arbitraria medida fue expuesta gracias a la valiente denuncia de Wilber Aguilar, padre del prisionero, en conversación con Martí Noticias, señalando que las autoridades carcelarias del Combinado del Este se limitaron a citarlo este lunes para comunicarle un hecho ya consumado, sin ofrecerle detalles sobre la fecha exacta del traslado ni el estado de su hijo, en un acto de absoluta crueldad y desinformación.
Aguilar, quien cumple una injusta condena de 12 años por su participación en las protestas de La Güinera, fue parte de un grupo de aproximadamente 20 reclusos extraídos de La Habana.
La medida se implementó como un castigo colectivo, presuntamente para sofocar un plan de protesta de los reos por las infrahumanas condiciones de su encierro y en exigencia de su libertad.
Esta estrategia de destierro carcelario no es un hecho aislado, sino una herramienta de represión calculada. Al alejar a los presos de conciencia de sus núcleos familiares, la dictadura busca quebrar su moral y la de sus seres queridos.
Asimismo, se les impone una carga logística y económica casi insuperable en medio de la crisis generalizada del país, convirtiendo cada visita en una odisea de transporte y escasez.
Wilber Aguilar manifestó su profunda angustia ante la incertidumbre, pues hasta el momento no ha recibido ninguna llamada de su hijo.
“Son las horas que Walnier no me ha llamado por teléfono. Yo no sé en qué condición esté mi hijo allí, sin algún alimento, sin nada”, expresó, evidenciando el tormento al que la familia está siendo sometida deliberadamente.
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A pesar de este nuevo abuso, la respuesta del padre de este preso político fue de una entereza inquebrantable, asegurando que el régimen no logrará su objetivo de aislar a Walnier.
“Yo no voy a dejar de ir a ver a mi hijo dondequiera que esté. Como si tengo que llegar al fin del mundo”, fueron sus contundentes palabras.
Redacción de Cubanos por el Mundo