La maquinaria represiva de la dictadura cubana no concedió tregua alguna durante el mes de octubre, ejecutando al menos 198 acciones represivas contra la ciudadanía.
Este embate se produjo en un contexto de calamidad nacional, mientras la población lidiaba con apagones masivos, la propagación de epidemias y la devastación dejada por un huracán Melissa que, como ya todo el mundo sabe, fue de gran intensidad.
Así lo hizo saber el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) en su reciente informe, un documento que expone la violación de las libertades civiles y políticas en la isla.
El abanico de abusos documentados abarcó desde el asedio a viviendas de activistas hasta la fabricación de juicios sumarios carentes de garantías procesales.
Además, se registraron múltiples episodios de hostigamiento, amenazas directas y maltratos físicos y psicológicos contra reclusos, evidenciando el terrorismo del castrismo como “política”.
Un ejemplo palpable de esta persecución es el caso de Yamislan Pozo Aguila, de 24 años, y Serguey Pozo Tagle, de 45, en Villa Clara. Ambos enfrentan peticiones fiscales de 6 y 7 años de cárcel, respectivamente, por el supuesto delito de “propaganda contra el orden constitucional”.
Su crimen, según el fiscal Ayreb Miranda Pérez, consistió en esparcir octavillas en un lugar público mientras uno de ellos grababa la acción con un teléfono celular.
Este episodio no es un hecho aislado, sino parte de un patrón que, desde enero, acumula ya 2.660 acciones represivas, incluyendo 490 detenciones arbitrarias.
Las provincias de La Habana, Santiago de Cuba y Camagüey se consolidaron como los principales focos de esta cacería humana durante el pasado mes, concentrando la mayor cantidad de violaciones documentadas.
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El informe del OCDH también recoge el clamor proveniente del interior de las prisiones, con 40 denuncias específicas realizadas por presos políticos, reclusos comunes y sus familiares.
Estas quejas confirman las condiciones inhumanas y la crueldad que imperan en el sistema carcelario de la dictadura, un reflejo más de su cruel naturaleza.
Redacción de Cubanos por el Mundo