El desamparo total define la agónica realidad de varias familias en la localidad de Santa Rosa, en Granma, donde la negligencia del régimen castrista las ha condenado a dormir en el suelo tras perderlo todo, y esta situación revela la cara más cruel de un sistema que abandona a su pueblo en medio de la catástrofe.
La denuncia que expone esta negligencia criminal fue expuesta por una de las víctimas, quien utilizó una publicación en redes sociales para clamar por asistencia.

A través de su testimonio se conoció la desesperante condición en la que se encuentran los residentes de la zona, quienes se sienten completamente olvidados por las autoridades de Granma.
Este dramático escenario es la consecuencia directa de las severas inundaciones que azotaron al municipio de Río Cauto tras el paso del huracán Melissa, de modo que la comunidad quedó sumergida bajo el agua y, posteriormente, bajo una indiferencia oficial que agrava su padecimiento, puesto que la ayuda brilla por su ausencia.

La frustración de los damnificados se intensifica al saber que las donaciones y recursos sí llegaron a la región, pero jamás se distribuyeron entre ellos, por lo que la denunciante cuestiona directamente la desvergonzada gestión de los funcionarios, y de hecho lamentó que “han repartido de todo y de nosotros no se han acordado”, evidenciando un posible desvío o una selectividad insultante en la entrega de la ayuda humanitaria.
La crudeza de esta situación se materializa en imágenes desoladoras, pues entre los más vulnerables se encuentran niños pequeños y una anciana que ahora no tiene más remedio que pernoctar sobre el frío piso.
La propia González confirma con dolor que “mi abuelita tiene hoy que dormir en el piso, al igual que todos los que vivimos aquí porque no nos quedó cama”, una declaración que resume la magnitud de la tragedia.
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Este episodio en Granma no constituye un hecho aislado sino el reflejo del modus operandi de la dictadura cubana, la cual utiliza los desastres naturales para una fugaz campaña de propaganda para luego dar la espalda a las víctimas.
Por lo tanto, la pregunta de la afectada, “¿hasta cuándo es el descaro en este lugar?”, no es más que el eco de la indignación de todo un pueblo abandonado a su suerte.
Redacción de Cubanos por el Mundo