La líder opositora María Corina Machado, saldrá de la clandestinidad en Venezuela para viajar a Oslo y recibir en persona el Premio Nobel de la Paz 2025. El Instituto Nobel noruego confirmó que la dirigente democrática le aseguró su presencia en la ceremonia oficial del 10 de diciembre, desafiando las amenazas y la persecución del régimen de Nicolás Maduro.
Según explicó a la agencia EFE, Erik Aasheim, el responsable de comunicación del Instituto, que habló con la galardonada en las últimas horas, Machado confirmó su asistencia al acto. No obstante, por razones de seguridad derivadas de las amenazas abiertas del chavismo, no se divulgarán detalles sobre la ruta ni el momento exacto de su salida del país.
El director del Comité Nobel, Jørgen Watne Frydnes, ya había advertido en noviembre que el traslado implica un “riesgo real”, subrayando la necesidad de garantizar no solo su llegada a Oslo, sino también su seguro regreso a Venezuela para continuar su lucha.

Machado, quien fue reconocida el 9 de octubre por el Comité Nobel por su “lucha pacífica por una transición en Venezuela” y su defensa de los derechos políticos, ha convertido su persecución en un símbolo global de la resistencia contra la tiranía. Días después del anuncio, dedicó el galardón al pueblo cubano, enmarcando el premio como una misma batalla continental contra las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Este viaje representa uno de los momentos de mayor tensión y expectativa política en los últimos años.
La salida del territorio nacional de una figura prohibida, perseguida y cuyo partido ha sido ilegalizado por la (in)justicia del régimen, pone en evidencia la frágil custodia que Maduro ejerce sobre sus disidentes y la enorme proyección internacional que ha alcanzado la lucha democrática venezolana.
María Corina Machado en Oslo, será la mujer que representa a millones de venezolanos exiliados, presos políticos y ciudadanos sometidos a la miseria y la represión. Su discurso en la ceremonia del Nobel se anticipa como un juicio histórico contra la dictadura chavista y un faro de esperanza para todas las fuerzas prodemocracia en la región.
Cualquier acción para impedir su salida o su regreso sería condenada universalmente y confirmaría ante el mundo su naturaleza autoritaria.
Permitir el viaje, sin embargo, representa una derrota simbólica y un reconocimiento tácito de la legitimidad que la comunidad internacional otorga a la oposición democrática.
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Redacción de Cubanos por el Mundo