La salud de los niños en la Escuela Primaria Rolando Pérez Quintosa, en Guanabacoa, La Habana, está bajo una amenaza directa, ya que la desidia del régimen cubano obliga a que el almuerzo escolar sea cocinado en condiciones de insalubridad extrema.
La denuncia fue expuesta por La Tijera en su perfil de Facebook, difundiendo las imágenes que corroboran esta práctica atroz, material que fue proporcionado por residentes y padres alarmados por la situación.
El foco de la indignación se centra en el reparto Roble, donde las raciones alimenticias de los menores se elaboran al aire libre utilizando leña, sin ninguna protección sobre el caldero y a una proximidad inaceptable de los depósitos de desechos, exponiendo la comida a todo tipo de vectores contaminantes.
“Una escena que expone diariamente a los niños a gérmenes, polvo, moscas, contaminación ambiental y riesgo bacteriano”, señala el perfil.
Por supuesto, este método de cocción no solo representa una negligencia monumental, sino que también somete a los estudiantes a un riesgo inminente de contraer enfermedades gastrointestinales o sufrir una intoxicación masiva, evidenciando una deshumanización absoluta hacia la población más vulnerable no solamente de La Habana, sino también de cada rincón de la isla comunista.
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Este deplorable caso de un almuerzo infantil preparado junto a la basura contrasta brutalmente con el discurso oficial que presume de invertir en educación y bienestar, mientras que la realidad demuestra que la cúpula castrista destina los recursos solo para llenar sus arcas y, obviamente, a la represión, en lugar de garantizar condiciones dignas para los infantes.
Lo peor del caso es que, una vez que los pequeños sufran alguna enfermedad, serán las mismas autoridades de la tiranía los que salgan a fingir “preocupación” y a limitarse únicamente a hablar sobre estadísticas.
Redacción de Cubanos por el Mundo
