Un artículo de opinión publicado en Newsweek por el congresista cubanoamericano Mario Díaz-Balart y el parlamentario sueco Markus Wiechel reavivó la discusión internacional sobre el historial de vínculos del régimen cubano con organizaciones terroristas.
Los autores sostienen que, durante décadas, La Habana ha ofrecido entrenamiento, armamento, financiamiento y refugio seguro a grupos insurgentes que operan en América Latina y otras regiones, una práctica que, según afirman, mantiene plena vigencia.
De acuerdo con el análisis publicado, el régimen cubano ha respaldado a organizaciones como las FARC y el ELN, ambas considerados grupos terroristas por Estados Unidos y por varios gobiernos europeos. Este apoyo que, incluye la provisión de infraestructura logística y la facilitación de actividades que, a juicio de los autores, encajan en la definición internacional de patrocinio estatal del terrorismo.
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El artículo también señala que Cuba ha dado refugio a fugitivos buscados en Estados Unidos por delitos de alto perfil, lo que amplía el alcance de esta red de protección. Para Mario Díaz-Balart y Wiechel, estos antecedentes demuestran que las acciones del régimen de La Habana no se limitan a episodios del pasado, sino que continúan representando un desafío para la seguridad global.
Díaz-Balart detalla el papel de Cuba en la guerra de Rusia y Ucrania
En el contexto de la guerra entre Rusia y Ucrania, los autores resaltan que miles de ciudadanos cubanos fueron reclutados y enviados a combatir en las filas rusas. Según lo descrito, la magnitud de este despliegue no sería posible sin el consentimiento de la dictadura castrista, por lo que interpretan la presencia masiva de combatientes como un acto de colaboración con el esfuerzo bélico del Kremlin.
Estimaciones citadas por legisladores estadounidenses y autoridades ucranianas calculan hasta 20.000 cubanos participando en el conflicto como parte de los contingentes extranjeros que apoyan a Rusia.
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Díaz-Balart y Wiechel afirman que esta participación refuerza un patrón histórico de alianzas que ubica a Cuba dentro de un sistema de apoyo internacional a organizaciones armadas que tienen como fin desestabilizar a los países democráticos. Ambas figuras políticas advierten que el respaldo de La Habana a redes insurgentes y su alineación con intereses militares de Moscú requieren una respuesta más firme de la comunidad internacional.
En ese sentido, los autores del artículo llaman a los gobiernos del mundo a reconocer formalmente a Cuba como un Estado patrocinador del terrorismo, argumentando que la designación no debe quedar condicionada a consideraciones políticas ni a negociaciones diplomáticas.
Por último, ambos consideran que el historial documentado, incluyendo el apoyo a organizaciones insurgentes, la protección a fugitivos y la colaboración con la invasión rusa a Ucrania, justifica plenamente tal clasificación.
Redacción Cubanos por el Mundo
