El cruel régimen castrista sigue aplicando un método de tormento psicológico contra la familia del preso político Yosvany Rosell García, a quien mantienen hospitalizado en terapia intermedia mientras le impiden a su esposa, Mailin Sánchez, cualquier tipo de contacto visual con él.
Es pertinente recordar que García se mantiene bajo cuidados médicos luego de superar una prolongada huelga de hambre de 40 días, misma que debilitó seriamente su salud y que puso en vilo a toda la comunidad antillana.
La denuncia sobre esta cruel arbitrariedad provino directamente de la propia Sánchez, quien expresó la angustia y el impacto emocional que esta táctica represiva les ocasiona, manifestando con impotencia que “es muy triste no poder verlo y que sienta nuestro apoyo, que sienta que estaremos siempre para él, su familia lo extraña”.

El preso político, según los reportes médicos que ofrecen sus carceleros, se encuentra en fase de recuperación, pero esta mejoría es utilizada por la dictadura como una herramienta de coacción, ya que su cónyuge cumple una rutina diaria de llevarle alimentos, ropa y artículos de aseo sin recibir más que una negativa para verlo.
“Yo llevo cuatro días sin poderlo ver, ni porque se encuentra en el hospital a solo una puerta, diariamente me dirijo aquí a traerle sus alimentos, su ropa limpia y lo que vaya necesitando”, dijo la mujer en Facebook.
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Esta prohibición de visita no constituye un hecho aislado sino una calculada estrategia de deshumanización que la tiranía cubana emplea sistemáticamente contra quienes se atreven a alzar su voz, extendiendo el castigo a sus familiares y convirtiendo una situación de salud en una nueva forma de tortura para quebrar su voluntad.
Yosvany Rosell García fue una de las tantas personas secuestradas luego de aquellas manifestaciones del 11 de julio de 2021, y a pesar de no cometer ningún delito, el castrismo lo sentenció a una absurda pena de cárcel.
Redacción de Cubanos por el Mundo