El influencer cubanoamericano Alex Otaola calificó como una de las mayores revelaciones del evento en Oslo la presencia y el desempeño de Ana Corina Sosa, hija de la líder opositora venezolana María Corina Machado, quien recibió el Premio Nobel de la Paz en nombre de su madre.
Durante su análisis en Hola! Ota-Ola, Otaola sostuvo que la joven logró captar la atención del público por su serenidad, preparación y una presencia que, aseguró, no pasó inadvertida para nadie en la sala.
“Una niña que tiene todo para ser la próxima presidenta de Venezuela si es que están buscando un presidente de la generación Z”, afirmó Otaola en su programa transmitido por Cubanos por el Mundo.
El activista subrayó la calma y la dulzura con las que Ana Corina Sosa asumió un momento de alta carga política y emocional, destacando además la claridad de su mensaje y el dominio de un inglés “impecable”, con el que transmitió el discurso sin titubeos ni exageraciones. A juicio del presentador, la joven proyectó seguridad y convicción, alejándose del dramatismo y apostando por un tono firme y esperanzador.
En su comentario, el influencer cubanoamericano hizo énfasis en uno de los fragmentos del discurso que, según dijo, conectó de manera directa con la diáspora venezolana presente en la ceremonia: cuando afirmó que su madre “quiere vivir en una Venezuela libre y nunca renunciará a ese propósito”.
Para Otaola, esas palabras sintetizaron el espíritu de lucha que representa María Corina Machado y lograron humanizar un acto tradicionalmente marcado por la formalidad.
El activista señaló que la ceremonia, usualmente fría y protocolar, se transformó en un momento profundamente emotivo tras las palabras de la hija de María Corina Machado.
Asimismo, el presentador relató que los venezolanos presentes no pudieron contener las lágrimas ni los aplausos, ante una intervención que logró llevar pueblo, emoción y sentido de futuro a un escenario acostumbrado a la distancia institucional.
Otaola concluyó que Ana Corina Sosa no solo estuvo a la altura del momento, sino que dejó una impresión duradera al encarnar —según su opinión— una nueva generación marcada por la preparación, la templanza y la determinación.
Para el influencer, su intervención en Oslo fue mucho más que un acto simbólico, y fue una demostración de continuidad, mensaje y esperanza para quienes siguen apostando por una Venezuela libre.
Redacción Cubanos por el Mundo