Residentes del reparto Veguita de Galo, en Santiago de Cuba, denunciaron el caos, la desorganización y actos de corrupción en el punto de venta de gas licuado ubicado en la zona.
Según testimonios recogidos por activistas locales y compartidos en redes sociales, el expendio de gas opera bajo un sistema de turnos que, lejos de garantizar el orden y la equidad, ha derivado en una dinámica marcada por el descontrol y la manipulación. Los vecinos aseguran que la lista de espera, que debería funcionar como un mecanismo transparente para acceder al servicio, es alterada constantemente por individuos que se aprovechan de su cercanía con los encargados del punto o que pagan sobornos para adelantar su turno.
“Hay personas que llevan meses esperando su turno, mientras otros llegan y en cuestión de días ya tienen su balón de gas”, denunció una vecina que prefirió mantenerse en el anonimato por temor a represalias. “Esto no es más que otra muestra de cómo la corrupción se ha normalizado en todos los niveles de la vida cotidiana en Cuba”, añadió.
El gas licuado, esencial para cocinar en muchos hogares cubanos, es un bien escaso y codiciado. La falta de suministro regular y la ausencia de controles efectivos han generado un mercado paralelo donde el acceso depende más de las conexiones personales o del dinero que de la necesidad real.
Activistas de derechos humanos en la región documentaron la situación, utilizándolo como una denuncia pública, exigiendo a las autoridades comunistas locales una investigación inmediata y la implementación de un sistema justo y verificable. Pero el régimen cubano no presta atención a estas cosas y hasta el momento, no se ha producido ninguna respuesta oficial.
Mientras tanto, los habitantes de Veguita de Galo continúan esperando, no solo por un balón de gas, sino por un cambio en el país que les devuelva la dignidad y la justicia que merecen.
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Redacción Cubanos por el Mundo
