El líder opositor cubano José Daniel Ferrer García informó este domingo, a través de un mensaje en redes sociales, que su esposa, la doctora Nelva Ismaray Ortega, sufrió la pérdida de su embarazo luego de varios días de complicaciones médicas que requirieron hospitalización de urgencia.
Según detalló Ferrer en su publicación, el aborto espontáneo ocurrió cuando la gestación cursaba poco más de siete semanas, sin que fuera posible preservar el embrión. Ortega, quien ya se encuentra en su hogar, presenta una condición física estable, aunque el impacto emocional para la pareja ha sido grande. “Se encuentra muy abatida… nos duele mucho”, expresó el líder opositor, quien agradeció las muestras de solidaridad, oraciones y apoyo recibidas durante este difícil proceso.
Esto ocurrió después de una creciente preocupación por el estado de salud de la doctora Ortega, quien había sido ingresada de urgencia en el Jackson Memorial Hospital a causa de fuertes dolores y un aumento en el sangrado. Ferrer había comunicado previamente que los tratamientos iniciales y el reposo absoluto indicados no habían logrado mejorar el cuadro, lo que derivó en nuevas evaluaciones médicas.
La gestación, anunciada con esperanza por la pareja hace solo unos días, fue catalogada desde el inicio como de alto riesgo. Según relató Ferrer en su momento, las primeras complicaciones aparecieron cuando Ortega presentó molestias abdominales y sangrado tras realizar esfuerzos físicos relacionados con el cuidado de la madre del opositor, quien se encuentra con una fractura en una pierna.
En aquella ocasión, la doctora fue atendida, medicada y dada de alta con la recomendación de reposo absoluto y seguimiento estrecho. Sin embargo, la evolución no fue favorable.
Ferrer destacó que, en medio de la crisis, no pudo acompañar a su esposa al hospital el sábado debido a que debía atender a su madre postrada y a su hijo de seis años, Daniel José. Mencionó también que el desgaste emocional de su pareja ante la posibilidad de perder el embarazo era extremo, superando incluso el dolor físico.
Para el matrimonio, la expectativa de ampliar la familia tenía un significado profundo, no solo por el deseo personal de darle un hermano a su hijo, sino también como un símbolo de esperanza tras años de persecución política, exilio y presiones, tanto en Cuba como después de su salida de la isla.
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Redacción Cubanos por el Mundo