En Cuba, celebrando las diferencias por medio del fútbol inclusivo

May 19, 2016

unicef, fútbol, cuba

La discriminación social y la marginación que sufren los niños con discapacidades tienen un profundo impacto negativo en sus vidas. Un nuevo torneo de fútbol inclusivo está ayudando a estudiantes, maestros y familias en Cuba a aprender a celebrar las diferencias por medio del deporte.

ARTEMISA. Mientras Joana, de 14 años, y su equipo se preparan para la ronda final del primer torneo de fútbol inclusivo de Cuba, se hace difícil creer que hace tan sólo un año ella nunca había practicado ese deporte. Su equipo representa a la provincia de Artemisa, y se compone de algunos de sus compañeros de aula de la Escuela Especial Hermanos Montalvo, en el municipio de Caimito, así como de estudiantes de la Escuela Secundaria Carlos Gutiérrez Montalvo. Después de una serie de victorias, ahora es uno de los equipos finalistas en el torneo.

“¡Lo mejor han sido los partidos! ¡Los hemos ganado todos!”, dice Joana. “Estamos cansados, y también orgullosos. Hemos entrenado duro para llegar hasta aquí”.

Todos los niños tienen un gran potencial para aprender y prosperar, pero los niños con discapacidad a menudo son excluidos de muchos aspectos de la sociedad. Y aunque pueda parecer sencillo, una verdadera inclusión de los niños con discapacidad en los programas y actividades de la escuela puede ser difícil de lograr. El nuevo torneo tiene como objetivo cambiar eso centrándose en el fútbol –uno de los deportes emergentes preferidos de Cuba, que sigue muy cerca a la “pelota”, el nombre popular para el béisbol. Como deporte que se puede jugar en casi cualquier lugar con un mínimo de recursos, el fútbol es una opción ideal para un programa de deporte inclusivo.

Equipos inclusivos, dura competencia

La competencia en el torneo es difícil, a partir de la primera ronda. Todo el proceso dura un año completo, y todas las escuelas en Cuba tienen la oportunidad de participar. Cada equipo inclusivo se compone de 11 estudiantes entre las edades de 12 y 14 –cuatro de los cuales viven con discapacidades. Cualquier estudiante puede participar, siempre y cuando sea capaz de jugar al fútbol.

“Los equipos son mixtos, niñas y niños, y todos los que participan deben tener el tiempo para entrenar”, dice uno de los compañeros de Joana. “Es durante los entrenamientos que nos conocemos y entendemos las capacidades y talentos que tiene cada uno de nosotros. Organizamos nuestra táctica en base a esto”.

En el transcurso de toda una semana, la ciudad de Sancti Spíritus recibió a más de 260 niños de los equipos clasificados, junto con sus profesores y entrenadores. Durante el tiempo en que no estaban participando en la competición deportiva, tuvieron la oportunidad de disfrutar de actividades de ocio. “¡El zoológico! ¡Nos llevaron al zoológico! Y hemos comido helado, e hice un montón de nuevos amigos”, dice Joana.

Lexter, 13, un compañero de Joana, está convencido de que van a volver el año próximo. “Ha sido muy divertido jugar con las niñas”, dice, y agrega: “El maestro nos decía: ‘¡No tengan miedo, salten como canguros’!”.

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Para Lexter y sus compañeros, profesores y entrenadores, está más allá de su imaginación poder haber llegado tan lejos, mucho menos tener la oportunidad de ganar el torneo.

“Es magnífico tener la oportunidad de vincular a los niños con discapacidades con sus compañeros, es una vía fundamental para integrar y desarrollar valores”, dice Yoel Esperón, de 42 años, un especialista en educación física y líder de la delegación de Artermisa a la que pertenecen Joana y Lexter. “El mensaje principal es que las diferencias no son importantes, que todos somos lo mismo, que tenemos que apoyarnos unos a otros. Por supuesto, a pesar de que este programa está integrado al programa de la escuela, la atención especializada requiere un esfuerzo extra. Pero vale la pena”.

La atención a los niños con discapacidad es uno de las principales prioridades de UNICEF en Cuba. Dentro del subsistema de educación inclusiva, 37 025 niños y adolescentes con discapacidades asisten a escuelas especiales en una forma transitoria, mientras que 9 892 asisten a aulas inclusivas. A menudo, los profesores carecen de las herramientas educacionales y pedagógicas y del apoyo para impulsar con éxito un entorno de aprendizaje inclusivo para niños con discapacidades. UNICEF contribuye a la formación de maestros, la sensibilización de las familias y el fortalecimiento de la inclusión social por medio de la práctica deportiva.

Para muchos de los niños que juegan en el torneo, esta es la primera oportunidad que han tenido que viajar fuera de sus ciudades y provincias y dormir fuera de sus hogares. “Es una experiencia única para muchos de ellos; más allá de los resultados del partido aprenden a vivir juntos, compartir y entender al otro”, dice Esperón. “Ellos llevan estas lecciones a sus amigos de la escuela y a las familias, y poco a poco las diferencias comienzan a desaparecer”.

Cuando preguntamos a Joana qué la espera al regreso a su casa en Caimito, ella nos dice que tratará de contar a sus padres y profesores todo lo que ha experimentado y que ella está segura de continuar con el entrenamiento y jugar fútbol. “Cuando juego fútbol tengo muchos amigos”, dice ella.

Joana y Lexter con otro compañero de equipo. Su equipo ha llegado a la ronda final del primer torneo de fútbol inclusivo de Cuba. © UNICEF Cuba / 2016 / LopezFesser.
Joana y Lexter con otro compañero de equipo. Su equipo ha llegado a la ronda final del primer torneo de fútbol inclusivo de Cuba. © UNICEF Cuba / 2016 / LopezFesser.

Traducción de Germán Piniella para Progreso Semanal.

(Tomado de UNICEF)

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