La periodista Tania Quintero había acordado encontrarse con Juan Antonio Sánchez, Ñico, también periodista independiente de Cuba Press. La cita era a las 10.00 de la mañana en la casa de del disidente Vladimiro Roca. El plan era partir hacia la embajada checa, cercana a la residencia. Casi a las 11:30 salieron de la embajada y a 200 metros, los comunicadores sociales fueron interceptados por un carro patrullero.
El relato que publica hoy Diario de Cuba reseña las horas de horror que ambos vivieron en la detención que nunca podrán borrar de sus memorias.
“Un policía alto y fornido de pelo claro, con más pinta de alemán que de cubano, después de pedir nuestros carnés de identidad y pese a nuestras protestas, nos obligó a montar en el asiento trasero del patrullero. El grandulón se sentó en el medio, Ñico quedó a la izquierda y yo mirando por la ventanilla derecha. Delante iban dos policías más: uno manejando y el otro debe haber estado para ayudar a reducirnos, en caso de ponernos pesados”
Los trasladaron a la estación de policía de Zapata y C, Vedado, en la esquina del Hospital Fajardo. Al bajarse, uno de los oficiales fue a sacar los dos bolsos del maletero. Entonces el compañero de Quintero le susurró al oído: “Mántente así, tranquila. Tú no sabes nada, cualquier cosa, me echas a mí la culpa”. El castigo fue sentarlos separados, por eso comenzaron a comunicarse por señas.
Pero la comunicación no les duró mucho. Los oficiales los ubicaron fuera del alcance del otro. La mujer se quedó en el mismo banco. En ese momento ignoraba el paradero de su compañero.
Era la primera vez que la detenía el Departamento de Seguridad del Estado (DSE). Durante esas horas, nadie le ofreció una explicación sobre por qué estaba allí.
Sobre el aviso de las detenciones
En la hora del almuerzo, cuando el policía-vigilante dejó vacío su puesto, la periodista se propuso avisar a alguien su detención y la de su compañero. Así, vio a una mujer a la que, sin dudarlo, le pidió el favor.
“Necesito avisar a mi familia que estoy detenida. ¿Tienes papel y lápiz para anotar? (…) Anota ahí estos dos números de teléfono. A cualquiera que te salga dile que Tania y Ñico están en la unidad de Zapata y C”.
La “buena mujer”, como la califica Tania, llamó a casa de Raúl Rivero. Luego, del hecho se enterarían también Vladimiro, quien se encargaría de comunicar la detención a Frances Kerry, corresponsal de Reuters. Él se iba a la conferencia de prensa que ofrecería el ministro de asuntos exteriores de Canadá, Lloyd Axworthy, en el Centro de Prensa Internacional.
Cuando se acercó el momento de las preguntas, la corresponsal de Reuters le comunicó al ministro canadiense que “dos periodistas independientes de Cuba Press habían sido detenidos esa mañana cuando salían de la embajada checa”. Axworthy quiso saber detalles. Tras una rápida averiguación, dirían: “Señor ministro, los detenidos no son periodistas, son unos delincuentes”.
“El pedacito de papel donde la buena mujer había anotado su nombre y teléfono de una vecina, no fue detectado cuando me desnudaron y registraron mi ropa y mi cuerpo, con cuclillas incluidas. Era tan minúsculo que quedó adherido al bolsillito. A falta del estuche idóneo, ese cachito de papel me serviría para guardar mis lentes de contacto la larga noche que pasé en uno de los calabozos de Zapata y C”
De esa horrible noche, ya han pasado 20 años. Y Tania aún se lamenta no haberle dado un bolso verde que estaba lleno de dinero a la mujer que la ayudó. Había más de dos mil dólares, producto de su trabajo periodístico.
“¿A dónde fueron a parar esos 2.000 dólares? La respuesta me la podría dar Francisco Estrada, quien en 1997 era capitán en el DSE y aquella mañana dirigió un fuerte operativo por los alrededores de la embajada checa, en Nuevo Vedado, y dio la orden de detenernos a Ñico y a mí cuando saliéramos de la sede diplomática”.
Sobre Estrada
A raíz de que Francisco Estrada ha sido noticia, pues al parecer está al frente de las investigaciones sobre los misteriosos ataques acústicos que durante sus estancias en La Habana habrían afectado la salud de 24 diplomáticos estadounidenses y 4 canadienses, amistades que sabían que él veinte años atrás me había interrogado, me han preguntado quién es Estrada.
“Por aquel interrogatorio, aquella madrugada, definiría a Estrada como un tipo astuto, frío, seco, áspero, manipulador, que si el detenido se deja impresionar por su dura personalidad, y él se percata que ha logrado ponerlo nervioso, atemorizarlo, apendejarlo, te conduce al terreno al que aspira todo represor: ablandarte y hacerte confesar sin tener que golpearte ni torturarte”.
la periodista asegura que “aunque en su interrogatorio no se extendió demasiado en otros temas, creo que Estrada, a pesar de su cara de esbirro, posee un buen nivel cultural y de información nacional e internacional. Al menos por encima de la media de los actuales agentes del DSE, sobre todo de los reclutados a finales del siglo XX o principios del XXI, militantes de la UJC hoy tildados de ‘cowboys’, por sus bravuconerías, o de ‘tronco e’ yuca’, por su incultura y mala educación”.
Redacción Cubanos por el mundo / Con información de Diario de Cuba.