Existe una variada gama de distinciones entre las dictaduras, construidas por los historiadores y analistas en todo el mundo, que suelen clasificarlas de entrada, de derecha y de izquierda. Sus características de forma tienen que ver en la permanencia o no de la democracia, mientras que de fondo, todas responden al bienestar de la élite al mando y de la falsa oposición que le sigue el juego a la dictadura.
En un artículo escrito por Orlando Freire Santana en DiarioDeCuba, se cita una antigua publicación del historiador Emilio Roig de Leuchsenring en abril de 1930, en la que se retrata lo que parecería la descripción exacta de la dictadura cubana.
“No es el país el que necesita que desaparezca la oposición, que exista ese reposo, esa quietud, etc. A los que les hacen falta es… al dictador y su camarilla y a los ‘oposicionistas’ gubernamentales, y los necesitan para poder vivir, como viven, sabrosamente, a costa del Estado, repartiéndose entre unos cuantos, puestos, prebendas, concesiones, monopolios, explotando al pueblo, engañándolo, atropellándolo”.
La historia se repite
Este segmento describía a un Régimen distinto al cubano, tanto en tiempo como en espacio, aunque demasiado parecido en su realidad. Freire Santana hace referencia al texto para evidenciar cómo las estructuras dictatoriales se alinean, en fondo, aunque en las formas unas se cuiden más que otras.
“Si cambiáramos la fecha original de publicación de ese artículo, cualquiera podría asegurar que describe la situación cubana de 2017, cuando un sistema totalitario de corte izquierdista trata de impedir la existencia de la oposición política, con tal de que se conserven los privilegios de la case gobernante y de sus secuaces”.
El análisis también es aplicable al Régimen de Venezuela, en cuyo país se ha afianzado el desgaste de una oposición política, acusada por sus “pactos secretos” con la dictadura, así como se le ha señalado en diversas oportunidades de hacerle el juego al comunismo de Maduro, aceptando participar en elecciones amañadas y al juramentar funcionarios electos popularmente ante la Asamblea Nacional Constituyente, creada fraudulentamente por el oficialismo para anular a la Asamblea Nacional, electa con una alta mayoría en diciembre del año 2016.
La falsa oposición
Para Freire Santana, el equivalente actual de esos supuestos oposicionistas gubernamentales a que se refiere Roig de Leuchsenring, serían los intelectuales cercanos a la cultura oficialista, a los que se les llama “opositores leales” al castrismo. Quienes disfrazan de crítica una que otra idea, aunque en realidad “no hacen más que bailar al compás de la música ejecutada por la maquinaria del poder”.
Entre las principales distinciones existentes entre las dictaduras de derecha y de izquierda, mencionadas por Freire Santana, están que en la primera, bajo el argumento de recuperar la inestabilidad política, se atacan a las instituciones democráticas y se busca alargar los períodos en el poder, entre muchos otros abusos.
Mientras que en la segunda entra fuerte lo ideológico. Además de socavar la libertad de expresión, se restringen los espacios de participación de la sociedad civil y cambian los conceptos de democracia y libertad por consignas utilitarias. En tales casos, la legitimidad democrática es sustituida por la legitimidad revolucionaria.
Redacción Cubanos Por El Mundo