En una aldea indígena que lleva por nombre Peñita, llegan a diario decenas de migrantes a bordo de embarcaciones, pues queda en la ribera del río Chucunaque, afluente usado para el paso ilegal de los extranjeros.
Sin embargo, el los últimos días dicho lugar comenzó a albergar a varios cubanos, haitianos y venezolanos, que buscan llegar a los Estados Unidos a través de Centroamérica.
Joseph Casseus, un haitiano de 40 años que viaja con su esposa embarazada, indicó que se siente con suerte, pues logró sobrevivir a la selva.
“Yo mismo vi personas muertas allí”, comentó a EFE.
El hombre afirma que su idea es continuar, pero las autoridades panameñas al parecer intensificaron los operativos y si los capturan podrían ser deportados.
En Peñita además funciona un albergue temporal dirigido por Senafront.
Allí hay ya un total de 1.516 haitianos, cubanos y otros procedentes de África o Asia que esperan, mientras que otros 1.560 están en Bajo Chiquito, al otro lado del río Chucunaque y primer punto al que llegan los migrantes.
La cubana Lisandra Farray Rodríguez, de 30 años y embarazada de cinco meses, asegura que su sueño no es llegar a los Estados Unidos, solo quiere esta en un país donde “tenga derechos, donde pueda vivir como un ser humano”.
Por otro lado, su compatriota Gladys Lisandra Pérez, indicó que desea quedarse en Panamá, donde hace un mes dio a luz a su bebé Darién Reyes Pérez, pues nació en medio de la selva.
Hasta los momentos, las autoridades panameñas no han informado que harán con tantos migrantes, si les permitirán seguir o serán deportados.
Redacción Cubanos por el Mundo
