En dos artículos vistos en la web recientemente se presentan dos perspectivas diferentes sobre Cuba. aunque ambas parecen converger en un mismo punto no implícito en el momento de la escritura: el por qué ya nadie quiere viajar a Cuba.
En el primer artículo, ‘Postal de Cuba’ de Dennis Lennox, si bien se describe “la belleza de La Habana y el potencial para el turismo”, el autor reconoce que el país tiene serios problemas, que conspiran contra esta imagen idílico-turística de La Habana.
Lo más terrible, lo reconoce él, es la basura que abunda y se desborda por las calles, además de los edificios en ruinas, aunque en general el autor cree que Cuba es un lugar que vale la pena visitar.
En ‘Postal desde Cuba’, Dennis Lennox, describe el reciente viaje hecho por él a La Habana.
Lennox señala que la arquitectura, los museos y los sitios históricos de la ciudad son impresionantes, pero también menciona que la ciudad enfrenta problemas importantes relacionados con la recolección de basura.
El segundo artículo, “La inflación sigue agarrando a Cuba’ de Marcel Kunzmann, se centra en la situación económica actual de Cuba.
Este es un artículo menos “publicitario” a diferencia del primero, que incluso sugiere a los norteamericanos “ayudar” al sector privado en la isla ofreciendo algunos consejos relacionados con el tema, y aquí, a diferencia de ese primero, Kunzmann explica que muchos precios en el país han llegado a niveles sin precedentes, lo que ha impactado severamente el poder adquisitivo de las rentas y pensiones.
El artículo señala que luego de la reforma monetaria del 1 de enero de 2021, los precios aumentaron significativamente y se dolarizó parte del comercio. Muchos bienes básicos, incluidos alimentos y medicinas, son escasos y la economía se ha desplomado un 11 por ciento.
Según el artículo, la inflación en Cuba ha alcanzado un nivel que implica pérdidas masivas de eficiencia económica.
El gobierno planea contrarrestar esto con nuevas medidas, como invertir los ingresos en moneda extranjera en la industria alimentaria nacional, abrir nuevos mercados mayoristas y minoristas con participación extranjera y reducir el déficit presupuestario.
El artículo señala que, a pesar de estas medidas, es probable que la inflación continúe afectando la economía del país durante algún tiempo.
“La inflación sigue agarrando a Cuba’ de Marcel Kunzmann, hace una lectura mucho más crítica de la situación económica del país.
El autor explica cómo ha afectado la inflación al poder adquisitivo de las rentas y pensiones; destaca la falta de integración de las pequeñas y medianas empresas en la economía, así como la continua falta de integración del país en el mercado global.
Es interesante ver cómo, aún cuando el primer texto hasta sugiere que se visite a la isla, termina por reconocerse que la basura y los edificios en ruinas existen, y esto más que nada funciona como un método persuasivo. Nadie en su sano juicio se atrevería a visitar una isla en ruinas, con un riesgo epidemiológico en cada esquina.
Al autor le faltó decir que esta miseria perenne en las calles del país ha desembocado en un nivel delincuencial alarmante, muy similar al que hay en Caracas, Venezuela.
Es curioso ver cómo, a pesar del interés en promover los viajes a Cuba, el autor termina pintándonos una imagen de La Habana muy decadente, que lejos de ayudar en la promoción para el envío de turistas a Cuba, funciona como una especie de boomerang, que trae de vuelta todo lo malo de una ciudad que se está cayendo y que pudiera sepultar bajo los escombros no ya a los cubanos que la habitan, sino también a los turistas que la visitan.
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