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La bienvenida, el despilfarro y la misericordia

papa-y-bandera-dubanaAlimentos, dinero, medicinas, ropa y juguetes son parte de los bienes a recolectar a partir de ayer por parte de las parroquias  cubanas para beneficiar a las personas más necesitadas con motivo de la próxima visita del Papa Francisco. Según la nota publicada en este diario, las ayudas serán distribuidas en las propias comunidades.

Sin embargo, la realidad de la gente tiene mayores exigencias. Candelaria, una anciana negra y sin familia de 75 años que vive en la extrema pobreza bajo una techumbre de vigas y losas que amenaza con venirse abajo, confiesa que no quiere ropa, medicinas, ni alimentos. Ella necesita con urgencia dos perfiles de acero para reforzar el techo, y sabe de “buena tinta” que en la plataforma donde el Papa oficiará la liturgia de la Plaza de la Revolución se emplearon más de 100 toneladas de este material.

“¡Tengo fe en Dios!”, manifestó mientras la imagen de Jesús de Nazaret, rubio de ojos azules y con un corazón llameante en el pecho, servía de testigo a nuestra conversación. Candelaria cuenta que no tiene los 60 CUC que piden “los particulares” para suministrarle los refuerzos metálicos.

A la pregunta de si el Estado vende estos materiales, responde que no. Y aclara: “Mi pensión mensual es de 242 pesos (10 CUC) y me descuentan 59 pesos por el refrigerador… Tendré que elegir entre morir aplastada o de hambre. Antes me defendía vendiendo maní,  pero mis piernas  no resisten y si no caminas  los inspectores te multan con 750 pesos”.

El cuartucho de Candelaria en el municipio Cerro está despintado y huele a humildad. En las afueras vocean los números premiados por la bolita, los vendedores pregonan, resuena un reguetón  a todo volumen y varios tertulianos orbitan alrededor de una botella de alcoholifán. La anciana se aproxima a la ventana y pregunta por las cifras premiadas.  Después chasquea la lengua para musitar: “Dios sabe lo que hace”.

El despilfarro

En la Plaza de la Revolución se avista la majestuosa plataforma destinada a la liturgia que el venidero 20 de septiembre oficiará el papa argentino Jorge Bergoglio, quien será recibido por todo lo alto como Misionero de la Misericordia. “Ponerle corazón a la miseria” es uno de los  objetivos de su visita, según el mensaje de los Obispos de la Iglesia Católica Cubana.

En efecto, al menos un centenar de toneladas de vigas de acero —como esas que necesita Candelaria— están ancladas sobre pilotes de hormigón y, se reparten unidas por soldaduras  para conformar la tribuna y un graderío para coreutas.  Más de una treintena de trabajadores ataviados con cascos y overoles acometen las labores bajo un sol que le retraquetea.

Pueden apreciarse allí grúas, aparatos, herramientas, maderas de importación, playwoods, barandas, pinturas, vidrios, armazones galvanizados y planchas de asbesto que conforman el cuerpo del proyecto. “Que descaro,  como derrochan recursos y La Habana cayéndose a pedazos”, se queja un cuarentón saturado de collares de santería.

A golpe de vista la inversión destinada a la visita del primer pontífice latinoamericano multiplica varias veces los gastos constructivos de la suma de las visitas de Juan Pablo II y Benedicto XVI, quienes arribaron a la isla como Mensajero de la Verdad y Peregrino de la Virgen de la Caridad respectivamente. Las anteriores tribunas habían sido construidas con estructuras ligeras de madera y decoradas con telas y otros elementos más baratos.

Por el perímetro varios uniformados husmean como sabuesos. A la pregunta por quién pagó la obra, si Liborio o el Cardenal, no existe respuesta. Y la misma indiferencia asoma al llamar al Arzobispado de La Habana y solicitar a través de la pizarra telefónica al secretario de Su Eminencia: el teléfono timbra y nadie contesta. El  número directo es solo para consumo interno.

A lo levantado en la Plaza de la Revolución se agrega otra plataforma —de similares componentes― construida en Holguín, mientras en La Habana Vieja se embellece y restaura la Catedral y el antiguo Seminario de San Carlos y San Ambrosio, hoy Centro Cultural Padre Félix Varela. El desembolso incluye la instalación de un mosaico veneciano en el altar mayor de la Catedral, obra del italiano Giampiero María Arabia, un especialista en iconografía cristiana medieval. Para las actividades del Sumo Pontífice también serán estrenados mundialmente tres  “papamóviles fabricados en Cuba”.

La compasión

La misericordia es la disposición a compadecerse de los trabajos y miserias ajenas. Se manifiesta en amabilidad y asistencia al necesitado. Entre sus más notables ejemplos se destacan: visitar y cuidar enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, liberar al cautivo y sepultar a los muertos, entre otras tantas.

Pero según la opinión de R. Carvajal, un excontable de 68 años, “exhortar  al pueblo cubano a recolectar comida para los más necesitados, es grotesco e insultante, es como pedirle que coma menos al que se está muriendo de hambre… Si los obispos desconocen que más del 90% de los cubanos viven en la miseria es muestra de un gran despiste… Si quieren recolectar bienes para los más necesitados que empiecen por la propia Iglesia que amasa bastante riqueza. Después que le toquen las puertas a los inquilinos de Miramar, Nuevo Vedado, Biltmore, Siboney, Reparto Flores y los barrios donde viven los pinchos y ricachones que tienen dinero para derrocharlo por Grecia, Turquía y Dubai”.

“¿Por qué la iglesia no se opone a que los desamparados sean sacados de las calles forzosamente y recluidos en la finca La Colonia, como acostumbran a hacer, cuando un personaje como Bergoglio visita a Cuba?”, pregunta Carvajal. “¿Por qué las Damas de Blanco son reprimidas por exigir la liberación de los presos? ¿Acaso no es un acto de misericordia como otro cualquiera?”

“Siempre he escuchado decir, que la religión y la política no ligan”, asevera Carlos, un ingeniero y actual cuentapropista de 56 años, “pero Bergoglio ha sido la excepción de la regla. El Papa Francisco ha metido la cuchareta en asuntos tales como Las Malvinas y las relaciones Cuba-EEUU.  Es hora de que haga lo mismo por el pueblo cubano y le pregunte públicamente a Raúl Castro cuándo habrá fumata blanca con un presidente electo democráticamente por el pueblo?”.

“Reconozco que tengo grandes expectativas con la visita del Papa Francisco”, confiesa Carlos. “Quiero ver cómo enfrentará  la imagen del Che Guevara, e igualmente ver si Raúl Castro tendrá el coraje o el descaro de rezar ante las cámaras mundiales.”

Y, para concluir, Candelaria asegura que desde que tiene uso de razón, la misericordia y la suerte nunca han tocado a la puerta de su casa. Como no puede ir a la Plaza por el padecimiento de sus piernas, verá por televisión las liturgias del Santo Padre. Quizás Dios la ilumine a tiempo con un número premiado en la bolita para comprar las vigas y reforzar el techo. De lo contario, correrá el riesgo de convertirse en una triste noticia.

Publicado en Diario de Cuba

Written by @diariodecuba

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