Trabajadores limpiando el suelo de residuos en la planta Ernesto Che Guevara. Foto/ Juan Cruz Rodriguez-
Enrolladora de motores. Foto/ Juan Cruz Rodriguez
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Trabajadores. Foto/ Juan Cruz Rodriguez
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La familia de Yandier. Foto/ Juan Cruz Rodriguez
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Minas de la fabrica Pedro Soto Alba. Foto/ Juan Cruz Rodriguez
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Un camion desciende cargado de tierra para ser procesada en la Planta Cubano-Canadiense Pedro Soto Alba. Foto/ Juan Cruz Rodriguez
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Los ríos se han vuelto ácidos y arrasan la vegetación por donde pasan. Foto/ Juan Cruz Rodriguez.
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Tornera. Foto/ Juan Cruz Rodriguez
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Trabajadores. Foto/ Juan Cruz Rodriguez
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Trabajadora organizando la limpieza de los residuos de amoniaco en la planta Che Guevara. Foto/ Juan Cruz Rodriguez
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Trabajadora se dirige a comer entre el asfixiante olor a amoniaco. Foto/ Juan Cruz Rodriguez
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Panoramica de la planta Che Guevara y el rio a su lado. Foto Juan Cruz Rodriguez
Todos los cubanos hemos oído hablar de Moa alguna vez. Historias distorsionadas, pues muy pocos hemos estado ahí. Una pequeña ciudad en el extremo nororiental de la Isla, bendecida o maldecida por su riqueza minera. Posee el 34,4% de las reservas mundiales de Níquel y el 26% de las reservas mundiales de cobalto.
Establezcamos una hipótesis: si cada ciudad de Cuba fuera un territorio independiente, Moa sería sin duda la de mayor PIB per cápita, la más joven por media de edad, la de mayor cantidad de universitarios per cápita, así como la de mayor concentración industrial. También sería una de las ciudades más contaminadas, con mayor presencia de enfermedades, peor calidad de vida, y el mayor índice Gini de desigualdad, pues toda esa riqueza no se refleja en la mayoría de sus 75,000 habitantes.
Estas fotos narran un día en Moa, Lugar de las Aguas.
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