La empresa privada, enfoca sus esfuerzos en exhibir sus productos mediante campañas publicitarias para de esa manera obtener mejores resultados en sus ventas. En Cuba, la publicidad esta sometida a rigurosos controles, apretando aun mas a los empresarios privados que intentan sobrevivir en una economía decadente.
Por años, en las calles cubanas solo puede verse propagan del régimen y sus “héroes”. La publicada para el sector privado tiene muy poca cabida. Últimamente, en las oscuras avenida luces de neón han iluminado la mirada de los isleños. Bares, zapaterias y salones de belleza, son algunos de los negocios que el gobierno castrista ha permitido que hagan publicidad, pero no muy grandes.
“Era un camino totalmente oscuro, desconocido en el montaje de una serie de elementos en un negocio, en el que la promoción es fundamental”, dijo Erick Carballo, de 26 años, quien inauguró un salón de belleza en La Habana, en agosto último.
Su pequeño local muestra al exterior un letrero azul con el nombre de Kerabana, mientras en su interior las paredes están pintadas de intenso color anaranjado. Los espejos le dan sensación de espacio al lugar en que también hay volantes publicitarios con el precio de los servicios.
Los presupuestos ajustados de las empresas locales y la tradicional desconfianza en el consumismo por parte del Gobierno implican que agencias como WPP, que se convirtió el pasado año en el primer grupo de comunicación global en abrir una oficina en la Isla, tienen pocas opciones de ganar dinero en el corto plazo.
Los periódicos y las emisoras de radio y televisión son controlados por el Estado y no difunden anuncios comerciales. Solo el Estado y sus emprendimientos conjuntos con firmas extranjeras, como el ron Havana Club, ejecutan campañas publicitarias, principalmente en el extranjero.
Con información de Diario de Cuba
