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¡¡¡Qué pena!!! Hoy Mandy habría cumplido 29 años

Mandy-754865Quiero explicar a quienes siguen mi blog(La Furia de los Vientos) –sobre todo a los interesados por conocer cómo van los trámites para el enjuiciamiento de los cuatro asesinos que mataron a mi hijo– que el juicio será dentro de poco tiempo; y les reitero mi compromiso de avisar por todos los medios a mi alcance, para que el día fijado puedan acompañarnos.

El 25 de septiembre mi hija Marieta y yo recibimos en Camagüey la visita de dos altas funcionarias de la Fiscalía General de la República. Sostuvimos con ellas una entrevista de más de dos horas, en la que pudimos constatar la preocupación fiscal por nuestro caso. Nos atendieron con total amabilidad y respeto; sobre todo quisieron escuchar nuestras principales inquietudes y nos ofrecieron explicación a cada interrogante. Fue, debo decirlo, la entrevista antípoda en comparación con aquella que sostuvimos frente al Fiscal Jefe de la provincia de Camaguey, hace tres meses.

Reconocieron que el nuestro era un caso excepcional, sin precedentes, nunca antes visto por su carencia de móvil. Nos aseguraron que será juzgado con total justicia y severidad. Les expuse mi intranquilidad porque las leyes penales de nuestro país son totalmente indulgentes con los asesinos. ¿Cómo pueden aplicarse las mismas oportunidades a un recluso por asesinato que a otro que haya delinquido sin privar a nadie de la vida? ¿Por qué el hecho de tener solo 17 o 20 años exonera al matador de privación perpetua de libertad, a pesar de haber cometido un crimen alevoso y sádico? ¿Cuál es la razón por la que hay que esperar que un homicida sea reincidente para una condena de 30 años o de por vida? De hecho, las cárceles están llenas de homicidas y asesinos reincidentes, gracias a haberles ofrecido la oportunidad de salir a la calle demasiado pronto de la penitenciaría.

La fiscal nos explicó que, a pesar de que el Código Penal vigente tiene ya más de 20 años, no está en manos suyas cambiar las leyes.

–Pues, habrá que cambiarlas –le respondí– o cada día serán más las víctimas fatales de estas alimañas sociales.

¿Por qué hemos de mantener leyes indulgentes con los victimarios en vez de con las víctimas? ¿Será acaso porque el victimario continúa vivo y la víctima ya no existe? Esta filosofía no se corresponde con la manera de pensar de un pueblo pacífico, por generoso que sea. Hay que cambiar esas leyes que condenan con mayor rigor al que sacrifica una vaca que al que asesina un ser humano. Un hombre que se conforma con obedecer leyes injustas, no es un hombre honrado, nos legó el Apóstol.

La muerte de Mandy ha conmocionado a las familias camagüeyanas. Los jóvenes artistas de la Asociación Hermanos Saíz, recientemente en el pleno de su Asamblea de Balance Anual rindieron homenaje a su memoria con un minuto de silencio, todos de pie. Estaban presentes el viceministro de Cultura y el primer Secretario del Partido en Camagüey. Más de uno de sus miembros pidió justicia públicamente. Muchos de ellos se darán cita esta noche en el Parque Agramonte para recordar su cumpleaños, en el mismo lugar donde se reunían cada 4 de octubre para agasajarlo, aunque esta vez tengan que hacerlo sin su presencia.

Hoy Mandy habría cumplido 29 años. Al abrir los ojos esta mañana sentí el impulso de ir a felicitarlo y recibir su sonrisa como respuesta. La realidad me paró en seco. Ya Mandy no está para mirarlo, para abrazarlo, para darle un beso, para conversar con él de cualquier temática, porque mi hijo era un joven de cultura polifacética. Nuestra familia es una familia ilustrada porque así nos educaron y así educamos a nuestros hijos. Pero, ¿de qué seno familiar salieron aquellos monstruos que lo mataron mediantes más de 40 contusiones y puñaladas?

La muerte de un hijo no es de las heridas que se curan fáciles. Ese será el dolor que habrá de acompañarme toda la vida. Sin embargo, quedan muchos jóvenes como él que hay que salvar. Si al menos estas dolorosas circunstancias pueden servir para que las autoridades del país tomen medidas necesarias que frenen esta ola de violencia callejera, sentiré, al menos, un bálsamo en mi pena.

Written by Pedro Armando Junco López

Pedro Armando Junco nace en la ciudad de Camagüey, Cuba, el 6 de noviembre de 1947. Hijo de un hacendado de clase acomodada, cursa la enseñanza elemental y media en el Colegio Episcopal de San Pablo en esta ciudad. Luego del 1959 pasa a ser Maestro Popular, pero continúa sus estudios de manera autodidacta.

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