Los innumerables proyectos que el ex dictador cubano, Fidel Castro, emprendió en la nación caribeña, casi terminan por acabar con la bella Cuba.
Proyectos que fueron permanente y paulatinamente abandonados, que fracasaron ante los ojos de propios y extraños, dejaron miles de vidas a cuestas y una pérdida de recursos de incalculables montos, y en esto coinciden distintos especialistas.
Y en los anales de esta historia, irremediablemente, habrá que considerar que todo ocurrió ante la indiferencia o la complacencia de los del mundo ¿intereses de por medio? quien sabe.
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La inmensa cúpula del reactor nuclear de Juraguá, surcada por el óxido y el abandono, destaca como el mayor de los sepulcros de un período voluntarista y de construcciones gigantescas que Fidel Castro impulsó por todo el territorio nacional a imitación de la Unión Soviética.
Opina el académico Sebastián Arcos, del Centro de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de Florida (FIU):
Estas obras gigantescas eran necesarias para alimentar el ego de una persona a quien la Isla le quedaba pequeña. Todo debía ser hecho a imagen y semejanza de su creador. Él se percibía grande y las cosas debían estar a su estatura
Una obra bautizada por el régimen castrista como “La Obra del Siglo”, donde se invirtió $1,100 millones y miles de personas de toda Cuba fueron movilizadas. Actualmente “La Ciudad Nuclear” se ha convertido en un sitio casi fantasmagórico, con un considerable impacto negativo para el ambiente.
Las obras, se detuvieron cuando llevaban más de un 50 por ciento de avance, nunca fueron terminadas. Hoy son pasto de los “picapiedras”, personas que desmantelan kilómetros de estructuras para sustraer las cabillas y otros elementos constructivos para venderlos en el mercado negro.
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El Cordón de La Habana
Otro ejemplo es el ‘Cordón de La Habana‘. según señala Arcos:
A Castro le dio por pensar que porque sembráramos cafetos en los alrededores de la ciudad podríamos exportar más café que Brasil
Estudiantes, profesores y trabajadores se entregaron en largas jornadas de trabajo voluntario. En 1968, durante la “ofensiva revolucionaria”, se quiso resembrar las expropiadas fincas que desde los tiempos coloniales abastecían a la urbe.
La orden era plantar café y gandules. Se trataba de crear un jardín que hiciera desaparecer la escasez del producto y proveyera de alimentos a la ciudad. El resultado se evidenció en las penurias para conseguir frutas, viandas y hortalizas y un inocultable fracaso que nunca devolvió el café a las cafeteras criollas.
Con la advertencia de que, pese a que Cuba podría ser autosuficiente, según el economista Carmelo Mesa Lago, en 2012 el Gobierno castrista importó alimentos por valor de $1,600 millones, una cifra que alcanzó los $1,800 millones en 2013.
La Reforma Urbana
Para Jorge Salazar Carrillo, profesor de Economía y director del Centro de Investigaciones Económicas en la FIU, uno de los principales fiascos de los primeros años del castrismo fue la ‘Ley de Reforma Urbana‘.
Señala el profesor, que trabajó en el primer Gobierno revolucionario:
Entre 1959 y 1960 comenzaron aplicando descuentos de hasta un 50 por ciento en los alquileres de las ciudades y luego eliminando incluso la posibilidad de tener más de una propiedad. El resultado de esa medida fue que se paralizó prácticamente la construcción en toda Cuba. Hasta ese momento, la isla vivía un boom constructivo que nunca más conoció
El problema de la vivienda en la isla es crítico. Las condiciones habitacionales son malas en más de un 40 por ciento de los inmuebles, muchos de ellos construidos antes de la Revolución.
Las autoridades han reconocido que se necesitaría construir al menos un millón de casas nuevas para solucionar esta situación.
Ante la nefasta realidad cubana, diversas familias deben compartir espacios reducidos o reformar antiguas casas para convertirlas en viviendas multifamiliares, con el impacto que significa en cuanto al deterioro arquitectónico y los problemas de hacinamiento.
Al respecto, Carrillo asegura:
Algo elemental es que las personas no tienen estímulo para construir ni para restaurar las casas. Hay una parte de la población que no tiene la posibilidad económica y otra que ni siquiera tienen títulos de propiedad, porque les dieron los inmuebles en usufructo”, explica el académico. “A la larga, en vez de solucionar un problema, lo que sucedió fue que se creó uno más grande
Arroz, azúcar, ganadería y moringa
Pero si de daño e impacto ambiental se trata, no habrá idea que supere el innovador proyecto fidelista de la época, donde el mayor humedal del Caribe, con una extensión de unas 300,000 hectáreas, por voluntad expresa del ‘Máximo Líder’ debía ser convertido en productivos campos de arroz. Se constituyó en la desecación de la ‘Ciénaga de Zapata’.
En 1961, Castro dijo:
Hay un plan de desecación de 5,000 caballerías. Es un proyecto que ya se comenzó a ejecutar
El proyecto, jamás se llegó a concluir. La pobreza de los suelos para el cultivo, así como el daño irreparable del ecosistema y el costo elevadísimo en recursos, hicieron que los dirigentes abandonaran la idea.
La reforma agraria, que le otorgaría tierras a cada campesino y convertiría a Cuba en el mayor vergel de América elevando la producción de azúcar a niveles históricos, fue otro de los estrepitosos fracasos.
El investigador Francisco José Díaz-Pou, que colabora con Caribbean Basin Research Institute, explica que en las zafras azucareras de los años 1950 el país producía más de seis millones de toneladas de azúcar, aunque había más capacidad instalada y más caña por moler.
Con la expropiación de los centrales azucareros y la apropiación por parte del Estado de la mayoría de las tierras, la producción decreció y comenzó el racionamiento. En 1970, Fidel Castro anunció uno de los proyectos más desastrosos que dejó su mandato: la épica zafra de los 10 millones.
Según explica, Díaz-Pou:
Fidel Castro lo hizo por su ego, para hacer la zafra más grande que había tenido Cuba
Y agregó:
Todas las fuerzas productivas fueron movilizadas para conseguir el logro de ese objetivo. En un país de corte socialista, hasta la cultura servía a intereses propagandísticos. Una agrupación de músicos decidió tomar el nombre de la consigna que por entonces estaba en boga, “de que van, van”, y así surgieron los Van Van.
Y añadió:
Fue un desastre. A partir de entonces nunca se alcanzaron las cifras de producción anteriores. Acabó con las instalaciones industriales al someterlas a esa presión. En cuanto al rendimiento agrícola, fue mermando también y nunca más se ha recuperado
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“Ubre Blanca” la vaca que produciría leche para todos los cubanos
“Ubre Blanca”, así llamaba Fidel Castro a la vaca lechera que aseguraba produciría leche para todos sus coterráneos.
A finales de los años 1960, Fidel Castro se concentró en la ganadería. Según el autoproclamado “Ganadero en Jefe”, Cuba produciría más leche que Suiza.
Así decía el fallecido mandatario:
Para llegar a este plan gigantesco necesitamos tener por lo menos cinco millones de vacas de cría y un millón y medio de vacas de leche. Nuestra tierra da para eso. Todavía vemos infinidad de pedazos de terreno llenos de manigua, marabú, mal cultivados por dondequiera
El delirio vacuno de la Revolución llegó a su clímax cuando la vaca ‘Ubre Blanca’ produjo 109.5 litros de leche en tres ordeños en 1982, entrando en el libro Guinness de los récords. La rumiante, que era tratada con honores, falleció prematuramente. Le fue erigida hasta una estatua de mármol en la Isla de la Juventud. Los sueños de autoabastecerse de leche se fueron con ella.
El establo donde residía la vaca de Fidel, estaba especialmente custodiado por sus guardias; tenia aire acondicionado y hasta música clásica.
El listado de proyectos gigantescos e igualmente ineficaces no paró de crecer ni siquiera con el fin del subsidio soviético.
Ya el ex dictador cubano, Fidel Castro, murió, se fue para siempre de este mundo. Quedará en los anales de la historia como un referente para los venideros políticos y gobernantes, para aquellos que quieran ser lo que aquel nunca fue: eficiente, efectivo, eficaz e innovador.
Con información de elnuevoherald
