Cinco de los mejores jugadores cubanos de voleibol que viajaron a mediados de 2016 para participar en la Liga Mundial fueron sentenciados a 3 años y medio (Luis Sosa) y a 5 años (los demás) tras haber forzado salvajemente a una mujer finlandesa, jalándola por el cabello, a tener relaciones con los cinco hombres, mientras la mujer se resistía gritando durante una hora y media que duró el peor episodio de su vida.
La mujer confesó todo a la policía, quienes reconstruyeron el delito y a través de exámenes de ADN, lograron enviar a Luis Tomás Sosa Sierra y Osmany Santiago Uriarte Mestre, ambos de 21 años, a la prisión de Turku; y a Rolando Cepeda Abreu (27), Ricardo Norberto Calvo Manzano (20) y Abraham Alfonso Gavilán (21) a la de Kylmäkoski, cerca de Tampere, el lugar del crimen.
El diario italiano Gazetta dello Sport recoge cómo han sido los últimos 6 meses de los deportistas, ellos destacan que la sentencia fue ejemplarizante, a la luz de una ley dirigida a la violencia contra las mujeres, en vista de demasiados antecedentes recientemente cometidos por “extracomunitarios” (inmigrantes).
Mientras los cubanos se encuentras aislados en áreas para violadores. Solo han podido ser visitados por su embajador y el presidente de la Federación Nacional de Voleibol cubana. Mientras, esperan que el próximo 16 de mayo sus abogados puedan reducir o anular la sentencia en una apelación.
Según el portal especializado en deportes, el capitán Cepeda se reprocha haber tirado por la borda, “por una ligereza absurda”, la clasificación de Cuba a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Considera además que el proceso judicial, se desarrolló bajo un ambiente hostil, que responde más a un asunto racial. Confiesa que se gastó todo el dinero que ganó jugando en la liga griega; que su familia viaja hasta Moscú para poder verlo por Skype, porque no hay Skype en Cuba; que todo su día solo vale una hora ─desde las 12 del mediodía hasta la 1 de la tarde─ cuando puede cocinar comida cubana.
“Nos confiamos y lo arruinamos todo en una noche”, lamenta. “Los cubanos somos demasiado instintivos, y a veces las cosas fáciles cuestan caras”.
Uriarte confiesa que fue él quien llevó a la mujer a la habitación: “Fui el primero en conocerla. No creí que nos estuviéramos arruinando la vida y la carrera. Ella me dijo que le gustaban los tipos deportistas, altos y de color. Ha sido muy duro para mí; volví a ver el cielo después de 7 meses; no podía pasar bocado. Sólo he estado viendo películas; música no, porque sólo dejan pasar discos originales y en Cuba toda la música es pirateada”.
“Hay una actitud hostil hacia nosotros” protesta Uriarte: “Nos consideran los peores criminales, tenemos que ducharnos afuera en el frío y con la puerta abierta. Hace un mes que no tengo dinero para llamar por teléfono, el embajador no nos puede dar nada. Es una experiencia horrible, la falta de libertad. También extraño a mi madre: me hice tatuar ‘El amor de una madre es el único que dura para siempre’”.
Se queja, por su parte, Luis Sosa:
“Estamos sepultados, abandonados, ha sido puro teatro lo que nos ha sucedido, yo no tuve relaciones sexuales con esa mujer. ‘Esperamos que la apelación aborde el caso desde otro punto de vista’, nos escribió Pimienta, nuestro ex entrenador. No tengo fuerzas para ver voleibol en la televisión. Ahora debería estar en Argentina, no en esta celda”.
Calvo acaba de cumplir 20 años, cree en los orishas de la santería y dice que “todos los días les pido que me ayuden a sobrevivir”. También cree que los jueces estaban prejuiciados.
Confiesan sentirse “nerviosos” por haber dado una imagen de “gente alborotadora” cometiendo errores en su estancia en el país.
“Ella se reía de nosotros. Nos ha arruinado para siempre” comentó Gavilán.
Debido a que entre todos obligaron a la mujer a tener relaciones sexuales, la fiscalía les acusó de violación agravada. Tres de los cubanos admitieron haber tenido relaciones sexuales con la mujer, pero alegaron que fue con el consentimiento de ella, un argumento que fue desestimado por los tres magistrados.
Redacción Cubanos por el Mundo / La Gazzeta dello Sport
